Sin duda, nuestro país cuenta con sitios atractivos para desarrollar actividades turísticas, especialmente en temporadas de navidad, en Semana Santa y en vacaciones escolares.
Sin embargo, hace unos pocos días en una edición de un noticiero televiso se reportaron cifras alarmantes relativas al descenso del flujo turístico durante la Semana Santa de este año.
En este mismo sentido, se lee en una reciente edición de una revista de amplia circulación nacional que “ de acuerdo con Corpoturismo, la llegada de turistas a la ciudad de Cartagena disminuyó 7% en esta Semana Santa; asimismo, reportaron que en Santa Marta, los hoteles y negocios decidieron no ofrecer empleo en esta temporada por falta de clientes.
La otra cara de la moneda plantea que San Andrés y Providencia, Nariño y Norte de Santander fueron los departamentos más afectados en la temporada.
Cotelco prevé que la tasa de ocupación hotelera en estos territorios no superará el 35%”. En cuanto a la mencionada isla, cabe anotar que la crisis es más notoria, dado que aquella deja de percibir los dineros que ingresan por concepto de la tarjeta turística.
De acuerdo con la citada revista, esta crisis se debe al costo de los tiquetes aéreos, a la suspensión de operaciones por parte de algunas aerolíneas, al cierre de la vía Panamericana, a la inflación… Algunas personas entrevistadas en el reporte televiso señalado, agregaron que no viajaron en Semana Santa por el alto costo del combustible y por el mal estado de muchas carreteras.
El escenario descrito preocupa puesto que el turismo es una fuente que genera recursos financieros para potenciar el empleo y mejorar la infraestructura de las regiones visitadas.
No de menor importancia, el turismo constituye un espacio para fortalecer la salud mental de los viajeros, puesto que representa una oportunidad para hacer una pausa en la rutina marcada por el decurso de sus vidas.
Se espera que se solventen las dificultades anotadas para que se incremente el disfrute de la belleza del territorio nacional. Se aclara que lo concerniente a los transeúntes extranjeros que nos visitan, es otro asunto y seguramente merece otra columna.