En días recientes se realizó en Chile, el Campeonato Mundial de Futbol Masculino, categoría sub 20. El combinado nacional cumplió una performance sensacional, que le permitió avanzar hasta cuartos de final; gracias a este desempeño, conquistó el tercer puesto, -medalla de bronce- después de vencer al equipo galo, por 1 a 0. Si bien la actuación de los compatriotas fue impresionante, queda la sensación de que se pudo haber llegado más lejos.
Así las cosas, se repitió la historia, que ha motivado la triste frase “nos faltaron cinco centavos para completar el peso”. Por supuesto, esto no solo aplica al caso que nos ocupa, sino a otras categorías, incluso a la selección femenina, como ocurrió en la reciente edición de la Copa América, donde nuestras representantes cumplieron una espectacular actuación, que hacía presagiar que conquistarían la copa.
Sin embargo, en un reñido partido, que se definió por penales, el trofeo pasó a manos de “As Canarinhas”. Estas batallas épicas, que no culminaron con el levantamiento de trofeos, provocan algunas modestas reflexiones, así: Se debe intensificar el trabajo teórico y práctico, en cuanto a la definición final. Se observa, por ejemplo, que cuando un jugador tiene una buena opción de anotar un gol, en algunos casos, decide buscar a un compañero para hacer una jugada adicional; esto, desde luego evapora cualquier concreción.
En otras ocasiones, cuando un delantero enfrenta al arquero, en lugar de hacer la gambeta que le permita un mejor ángulo para la puntada final, opta por patear el balón al cuerpo de aquel. Algo similar ocurre cuando el balón no hace la parábola requerida. Una cuestión final. Los equipos profesionales deberían incluir a jugadores jóvenes en partidos del rentado nacional. De este modo, por un lado, se empezaría a descubrir nuevos talentos y por otro, estos se convertirían en líderes en las competiciones de las categorías sub 20 en torneos oficiales.










