Fueron 20 años de campaña, preparándose para la toma del poder, intentando desestabilizar al Gobierno de turno, denunciando supuesta corrupción, historias sobre parapoliticos, atentados no demostrados y hasta persecuciones dudosas.
Luego se declaró víctima, pidió préstamos con entregas embolsadas y oscuro destino y hasta prometió entregar la capital más futurista de América del Sur.
Pero todo, fue humo y carreta, lo que sí dejó fue una capital endeudada, un centenar de motos y camiones arrumados, un deprimido lleno de agua y unas cuantas cuadras llenas de miseria, indigentes y drogadictos listos para su nueva campaña, ahora sí, por el país de las maravillas. De esa nueva gesta pírrica, a la cual llama” potencia mundial de la vida” el “ex guerrillero” en solo 100 días ha logrado lo que ningún otro mortal hubiese logrado para condenar a su país a la debacle económica y social.
Logró corromper a los partidos políticos tradicionales a punta de dádivas, clientelismo y la entrega del presupuesto general de la Nación.
Logró dar de baja 50 generales de la República sin una investigación en curso y sin disparar una sola bala, logrando el sueño de sus comandantes de época guerrillera.
Logró crear pánico económico entre los inversionistas extranjeros por lo que ya se empieza a sentir el desempleo y el desmonte de muchas empresas con capital foráneo. Logró pasar a pupitrazo limpio y con la complicidad de sus más corruptos alfiles en el Congreso una reforma tributaria que tiene hoy, sin aún ser ley, un incremento de más del 28% en la canasta familiar.
Logró acabar con la confianza del Congreso de los Estados Unidos y poner al Departamento de Estado a ver a Colombia como un NarcoEstado que solo quiere seguir exportando drogas ilícitas a su país, lo que llevará en el corto tiempo a una descertificación y con ello sus nefastas consecuencias.
Logró pegarle un “espuelazo al pulmón” a la gallina de los huevos de oro (Ecopetrol) haciéndola perder valor frente a las principales bolsas del mundo, con sus delirantes discursos de destrucción de la humanidad y su obsesión de no explorar los recursos propios para sí comprarle a su amigo, el narco dictador de Miraflores.
Esto y más estupideces en solo 100 días y lo que falta no es menos peligroso, se vienen entre otros la legalización y entrega del país al ELN, la mordaza y persecución a la prensa libre, perpetuarse en el poder o transferirlo por enfermedad a uno de sus elegidos, la liberación de presos en masa, la eliminación del Estado de derecho, la narcotización del Estado mediante el cambio de la Constitución y la intención de quebrar el sistema de salud. Solo 100 días, cuántos nos faltarán, y la gran pregunta: ¿Las Fuerzas armadas lo permitirán?