Las personas en las fincas se están envejeciendo o están envejecidas. Las fincas son manejadas hoy en día por abuelos y abuelas que ya no tienen la energía para las labores del campo, y eso debería preocuparnos.
Luego de la pandemia, las protestas sociales y el paro nacional, ha quedado en evidencia que dependemos totalmente del campesino para que todos tengamos comida en nuestras mesas; sin embargo, la realidad del día de hoy es que el campo tiene un futuro muy negro, muy triste y debería ser muy preocupante para todos. Se sabe que hay tierra, mucha tierra para cultivar comida; pero el caso es que no hay gente para trabajar en el campo. En los últimos días he escuchado muchas quejas de campesinos en diferentes escenarios, y la queja más frecuente es que no hay con quien trabajar.
“No hay con quien trabajar, los muchachos no quieren ir a coger café, prefieren quedarse en la casa conectados a sus celulares” es la queja de uno de los campesinos que salen a buscar recolectores de café en Argelia Valle y desconsolado regresa a la casa solo, preocupado porque el café se le puede caer por falta de gente pare recolectarlo.
Las personas en las fincas se están envejeciendo, o están envejecidas. Las fincas son manejadas hoy en día por abuelos y abuelas que ya no tienen la energía para las labores del campo, y eso debería preocuparnos. “Conseguir familias para “agregados” en las fincas es prácticamente imposible, la gente no quiere trabajar, es mejor dejar las casas y las fincas solas” es otra de las quejas de dueños de fincas en la región del Eje Cafetero y Norte del Valle. El otro tema alarmante, es que los monocultivos de caña, aguacate hass están avanzando en forma progresiva; cultivos que son rentables, pero que van restando tierra para cultivar comida como plátano, banano, yuca, arracacha, frutas y verduras, entre otros productos. Desde hace mucho tiempo se ven en los mercados de los campesinos verduras, huevos y frutas que podrían cultivar en sus fincas, eso es un indicativo muy grave.