En una reciente columna titulada Nace una estrella, hice alusión al destacado rol que está cumpliendo Luis Díaz en el Liverpool de Inglaterra.
En esta ocasión, por esas circunstancias de la vida, que de manera ineludible nos enfrentan a binomios como bien/mal, justicia/injusticia, alegría/dolor, entre otros, y en el marco del segundo vocablo del último binomio anotado, he decidido hacer un breve homenaje a Freddy Rincón, el Coloso de Buenaventura, cuyo deceso se produjo en días recientes en un accidente de tránsito.
Freddy Rincón nació en Buenaventura en 1966. Es considerado como uno de los jugadores más importantes de nuestro país, tanto a nivel de la selección nacional, como a nivel de clubes.
En el primer escenario, junto con otros destacados jugadores como el Pibe Valderrama, Faustino Asprilla, Leonel Álvarez, marcó una etapa dorada de nuestro combinado patrio en la década de los 90, que al decir de algunos comentaristas deportivos ha sido uno de los mejores equipos, por lo menos en los últimos tiempos.
A nivel de clubes, su actuación fue estelar en equipos colombianos como el Santa Fe de Bogotá y el América de Cali y en clubes extranjeros como el Napoli de Italia, el Palmeiras, el Santos, el Cruzeiro y el Corinthias del Brasil. Con este último, ganó varios campeonatos del Brasileirao y un mundial de clubes.
También hizo parte de la nómina del Real Madrid, donde no pudo sobresalir por circunstancias extradeportivas. En su recorrido por canchas colombianas y extranjeras anotó varios goles, fruto de su velocidad, potente pegada y destreza para cabecear.
Esto, desde luego, imprimió un sello muy importante en su carrera, dado que no se desempeñaba propiamente como delantero, sino como medio campista de ida y vuelta.
La destacada actuación de Rincón en el contexto deportivo y su pronta partida, le han merecido sentidos homenajes en Colombia y en el exterior.
Sin duda, la vida de este astro, nos muestra que el éxito no se encuentra a la vuelta de la esquina, sino que es preciso trabajar con seriedad y honestidad para lograrlo; en este itinerario, desde luego, se deben superar adversidades, como la que tuvo que afrontar el Coloso en el Real Madrid.
Este sinsabor, le sirvió para sobresalir en otras latitudes, tallando su nombre con magia, en el mármol que depara la existencia a las grandes figuras, que se forjan y destacan por su talento y entrega al logro de sus metas.