Estos elementos que, al parecer, tienen funciones de prevención se han convertido en un obstáculo y hasta peligrosos para los conductores que intentan seguir de largo para tomar la calle 28.
Se requiere que la Secretaría de Movilidad, o a quien corresponda, tome cartas en el asunto y subsane la dificultad en este paso que horas picos es todo un nudo gordiano.
De otro lado, el gobierno local debería pensar extender el toping que se aplicó hasta un tramo de la calle 27 y conectarlo con el de la vía Riorío, pues el aspecto que ofrece el concreto en este sector es deplorable, a tal punto que los encargados de la tarea de señalizar pintaron hasta los huecos.
Para rematar el separador vial está acabado, sucio y hace rato que la empresa encargada de las zonas verdes no atiende este lugar que por demás presenta siempre un alto flujo vehicular. Son pequeñas acciones que embellecen la ciudad y sus entornos.