Según lo indica la nota editorial que acompaña el libro de Ediciones UNAULA, “Los sordos ya no hablan” es la novela que pretende hacer el juicio histórico de la mayor tragedia vivida por Colombia en sus últimos años: la destrucción de Armero.
Y agrega que con el mismo estilo que caracteriza su revisión de la vida colombiana, Álvarez Gardeazábal logra, en esta obra, confundir los límites de la realidad con los de la ficción, hundiendo el dedo en la llaga que aún, treinta décadas y media después, no ha cicatrizado en el recuerdo de quienes la vivimos.
“La obra en cada una de sus páginas da a conocer la actuación de personas importantes del país, y de todo lo que no hicieron con respecto al problema que Gardeazábal veía venir y lo denunciaba en su columna de prensa. Desde el ministro de Minas de aquel entonces, Iván Duque Escobar, hasta el presidente Betancur. Desde Manizales hasta Armero, dos ciudades que tampoco entendieron la gravedad de lo que se venía y no autorizaron que al Ruiz se le dotara de un sismógrafo.
Treinta y cinco años después conocemos, por este libro, el inicio y final de la tragedia archivada en la historia para no juzgar a sus responsables, y cubierta habilidosamente con el velo del mito doloroso de la niña Omai-ra, que no pudo ser salvada de entre las ruinas”, señala el documento.