Estamos viendo el renacimiento del optimismo de la gente después de dos años de una crisis económica que tocó fondo y sumió en la desesperanza a miles de colombianos como consecuencia de la pandemia y de un paro nacional felizmente superado y obligó al gobierno a tomar decisiones trascendentales de beneficio común y dirigidas especialmente a los sectores más vulnerables.
Poco a poco, se recupera el empleo, se abren las puertas al turismo, se reactivan las ventas en el comercio y todo indica que la economía crecerá a un ritmo acelerado, tal como lo comprueban las cifras suministradas por los directivos del Banco dela República.
Es así como se abren las puertas de los estadios, se permiten los conciertos, los bares y restaurantes atienden de nuevo a su clientela y un río humano recorre las calles y las tiendas durante los días sin IVA, lo que ha traído como consecuencia un nuevo espíritu de alegría y de querer cooperar con la reactivación en el territorio patrio.
Si bien es cierto que tenemos problemas graves de inseguridad, los esfuerzos del gobierno tienden a disminuir esta amenaza latente entre la sociedad y, una expresión clara es los recientes Primeros Juegos Panamericanos Junior realizados en la capital del Valle del Cauca con éxito total y muy especialmente para demostrar la bondad de la comunidad joven no solo de Colombia sino de los países participantes y gracias al clima de tranquilidad y paz vividos durante este episodio deportivo.
Hechos contundentes, como el ascenso de Cortuluá a la primera división del fútbol, llenan de regocijo y mucha alegría a este municipio y todos sus seguidores del centro del Valle, luego de una ardua y dura lucha, con carácter y responsabilidad, al tiempo que la comunidad acude y participa masivamente en los eventos cívicos y religiosos propios de la temporada de fin de año.
Igualmente vemos la presencia de los familiares, parientes y amigos, que llegan a reencontrarse con los suyos para recordar y festejar durante este tiempo, lo que se había visto interrumpido con motivo de las cuarentenas y demás restricciones obligadas para contener la pandemia del Covid-19, como también podemos observar el buen comportamiento ciudadano, con el cumplimiento de las medidas de bioseguridad recomendadas por las autoridades de salud y sintiendo mayor libertad en su movilidad, inclusive se refleja en la reactivación de las ciclovías nocturnas, lo que refleja el regreso a la normalidad de forma latente y conduce a pensar con optimismo en un mejor futuro, cuando, con nuevas herramientas y mayor claridad, se enfrentan los retos de nuevas cepas del Covid 19 y el miedo infundado se aleja definitivamente de todas las personas.
Regresar a la normalidad de la vida diaria, del salir de comprar sin temores, de dialogar en el parque, son hechos contundentes que no tienen precio, de donde se desprende la necesidad de no bajar la guardia, sino por el contrario de permanecer con la firme convicción que la sociedad saldrá adelante y podrá hacer frente a cualquier adversidad manteniendo la frente en alto y superando los obstáculos con firmeza y especialmente recuperando el optimismo y la esperanza de un mejor futuro.