Conocí a Carlos Alberto y a su tío Arcesio Jiménez, por los días en que Jorge Lozano, a petición de Ángela Chaguala, donara para “Luna Nueva” el papel con que iniciamos esta maravillosa aventura. Carlos y Arcesio, a pesar de su juventud, eran veteranos operarios al servicio de don Pedro Lozano en la Tipografía Tuluá, que, a mediados de los ochenta, cerró sus puertas, entregando sus imponentes Heidelberg a sus adelantados trabajadores que con ese impulso iniciaron en 1987, lo que hoy conocemos como Litografía Grafiartes. Por eso Tuluá tiene que lamentar el fallecimiento reciente de Carlos Alberto, que, a la muerte de su tío, asumió la dirección de un espacio empresarial que se destaca por apoyar irrestrictamente las actividades culturales de la región. Fue en sus talleres donde Jair Granobles, también ya muerto, elaboró para el Museo Rayo su línea de difusión artística en folletos, programas y postales de reconocida precisión en su diseño e impresión. Allí también la UCEVA, encontró amplio respaldo cuando el rector Israel Moreno organizó el área editorial de la institución con el periódico El Central, la revista institucional Pensar la Uceva, la colección de textos académicos de la entidad y la colección de textos de creación CantaRana, que posibilitó la publicación de obras literarias, históricas, filosóficas y de reflexión intelectual que acrecentaron nuestro acervo cultural. Es con su solidaridad que la revista de poesía Luna Nueva, puede brindar cada año un espacio, a los poetas que fraternalmente entregan una muestra de su trabajo para su difusión en la revista. Y fue con sus exigencias que diseñadores como Alexánder Ávila, José Abenzair Blandón, Stephanye Duque, Juliana Londoño y Angélica Jaramillo, entre otros, crecieron humana y profesionalmente. Le queda a la familia Grafiartes y en especial a Isabel Cristina y Carlos Alberto un importante legado.
