Esta es la conclusión a la que llegaron los agentes expertos en los movimientos de la guerrilla, y señala que la acción subversiva que estaría organizando el ELN tendría como objetivo que el Gobierno reactive el cese al fuego bilateral, que se venció el pasado 3 de agosto, cuando se ordenó a la fuerza pública reactivar todas las operaciones ofensivas en su contra.
La información construida como filigrana tenía clara la advertencia que hoy se convierte en pregunta ¿por qué si se tenía conocimiento de la posibilidad de un ataque de esa magnitud no se tomaron medidas?. El resultado fue devastador, se habla de un atentado sin precedentes en Arauca que dejó dos muertos y 26 heridos.
Ahora, con este bombazo que lanzó el ELN en Arauca, y que dinamitó también la ya desquebrajada mesa de negociación con esta organización criminal, al punto que se espera un mensaje del presidente Gustavo Petro para que aclare si se levantan las negociaciones, la gran preocupación es que son varias las ciudades que estaban en la mira, y si se puede presentar atentados similares.
Entre las ciudades perfiladas por el ELN para realizar su plan de fortalecimiento se encuentran Bogotá, Cali, Medellín, Barranquilla, Barrancabermeja, Cúcuta y Pasto. Allí buscan ganar terreno con los frentes de guerra urbanos y analizar la vulnerabilidad para cometer la acción terrorista, dice el informe. Pero también habla de la necesidad de mantenerse fuertes en regiones en las que ya hacen presencia y donde están enfrentados con otras organizaciones criminales.
El documento, que reposa en los más altos niveles de los funcionarios del Gobierno, quienes ya están alertados de la real intención de la guerrilla, menciona: “Este es el momento para generar un acto de alto impacto con una acción terrorista (…) quieren (ELN) enviar un mensaje al gobierno que no están jugando (…) Son los momentos históricos y temporales en los que pueden hacer una acción muy fuerte”, señala el documento.
El expediente del análisis más reciente que le han hecho los expertos de agencias de seguridad nacional al ELN se soporta en computadores, documentos, celulares e información humana de desmovilizados y capturados.
Las líneas son claras, según el informe, hay que fortalecer los frentes de guerra urbanos y tomar posicionamiento en la región Pacífico, en el sector de Esmeraldas (Ecuador) hasta Panamá, “construyendo un arraigo de legitimidad hacia la organización instrumentalizando a la sociedad”, se lee en el documento.
Fuerza delictiva
La fuerza operacional delictiva del ELN la están centrando en tres componentes. El primero, la fuerza profesional especializada con explosivistas, exploradores, francotiradores, tropas especiales y manejo de armas de apoyo. En segundo lugar, la implementación de tecnología para el reclutamiento de personal usando redes sociales, Tik Tok, Facebook, Instagram, etc.
El ELN, en tercera medida, busca tomar control de las fronteras. Para ello, los frentes de guerra Norte, Nororiental y Oriental crearon tres batallones para combatir a otras estructuras criminales y a la fuerza pública con el propósito de no ceder territorio, como ocurrió recientemente en Chocó, con el paro armado, que tuvo como fin frenar al Clan del Golfo que se está metiendo en su territorio a sangre y fuego con la estructura Jairo de Jesús Urrego.
“El ELN ha implementado tácticas de control social y territorial, buscando consolidar su presencia en regiones como el Catatumbo, Arauca y el sur de Bolívar. Estas áreas son cruciales no solo por su ubicación geográfica, sino también por su vinculación a economías ilegales, como el narcotráfico y la minería ilegal”, indica el informe.
Otro de los elementos que ha prendido las alarmas entre las agencias de seguridad del país es que el ELN está buscando la reactivación del frente de guerra Central, Jesús Alirio Calle, que delinquió hasta el 2008 y ahora buscan revivirlo. La trascendencia de este frente y la importancia para la guerrilla es que la estructura sería vital para coordinar acciones criminales en Cundinamarca, Tolima, Huila, Risaralda, Caldas y Antioquia.
Para dicha misión, el ELN habría encomendado a un veterano guerrillero conocido como alias Carlitos, quien ha estado en diferentes posiciones en la guerrilla; fue comandante del Frente de Guerra Omar Gómez y hasta forma parte de la Dirección Nacional.
El documento, que llegó al alto gobierno, señala que el Frente de Guerra Central, al cual quieren llamar Estructura Centro Sur, tiene importancia en su componente clandestino. “Los documentos indican que vienen (ELN) haciendo trabajo de inteligencia, recuperando corredores de movilidad y áreas bases. También buscan frenar la intención expansionista del Clan del Golfo”, señala el informe.
Uno de los movimientos que más llamó la atención de los analistas fue el de la compañía Juan Carlos Chilhueso Pazú, que delinque en el Cauca, es comandada por alias Orlando o el Indio, y depende del Frente Manuel Vásquez. Esta unidad ya comenzó el desplazamiento hacia el departamento del Tolima, buscando consolidar la reactivación del Frente de Guerra Central.
“Durante la última semana, la compañía Pazú, que tiene áreas sobre el norte del Cauca, se movió al Tolima y la intención de explorar el centro del país”, señala el documento. El pasado 13 de julio, SEMANA reveló el plan secreto que tenía el ELN con la reaparición del temido cabecilla Gustavo Aníbal Giraldo, alias Pablito, quien fue el cerebro del atentado criminal contra la Escuela de Policía General Santander en el 2019, que dejó 22 cadetes muertos en Bogotá.
Orden del Coce
El nuevo informe corrobora la información en la que se indicaba que Pablito habría sido encomendado por el Comando Central (COCE) de la guerrilla para realizar el fortalecimiento de los frentes urbanos, reclutando jóvenes con el fin de que se conviertan en una especie de milicianos mixtos.
Es decir, que reciban entrenamiento en las zonas rurales (ver fotos) pero que se puedan desenvolver muy bien en las ciudades. “Uno de los principales esfuerzos que está haciendo el ELN para llevar el conflicto armado a las ciudades es crear condiciones que permitan empalmar las estructuras urbanas con las rurales”, señala el documento.
Para lograr este propósito la guerrilla está haciendo esfuerzos para crear espacios territoriales “estructurados en las periferias de las principales ciudades (zonas suburbanas) para establecer allí unas Zonas Estratégicas de Trabajo Urbano (ZETU)”.
‘Conejo’ al proceso de paz
Sobre el proceso de paz, el panorama es menos alentador. El informe destaca con mayúsculas que el ELN “sostendría una tendencia exploratoria y no se procedería hacia una instancia de negociación real, proyectando con esto una continuidad de dilatación del proceso, estrategia para fortalecer sus estructuras”.
Otro de los planes que tiene en marcha el ELN es el proyecto Región Macro, mediante el cual busca consolidarse en las regiones con la reactivación de otros frentes. Por ejemplo, el frente de guerra Sur y el frente de guerra Suroriental se ubicarían en áreas fronterizas, orientados a las finanzas ilícitas producto del narcotráfico, la minería ilegal y el contrabando.
El informe además advierte fuertes confrontaciones entre el ELN y otras agrupaciones criminales de alto impacto. “Se incrementarán los escenarios de confrontación entre el ELN contra las estructuras del Clan del Golfo y las disidencias de las Farc, de alias Iván Mordisco, principalmente en Antioquia, Arauca, Chocó, Cauca y Nariño”, señala el informe.
Aulas de adoctrinamiento
La revista Semana publicó varias fotografías en donde se observan las aulas de adoctrinamiento de la guerrilla. Las fuentes confirmaron que se trata de reclutamiento de menores de edad que son llevados a las áreas campamentarias que tiene la guerrilla. Allá instruyen a los jóvenes con información comunista y acudiendo, como se observa en las fotografías, a íconos como el Che Guevara.
Las imágenes hacen parte del plan de fortalecimiento del Frente de Guerra Urbano Nacional, que definió el ELN en su V Congreso y que fue ratificado en el VI, donde reapareció el temido líder guerrillero alias Pablito, quien es esencial para ese fortalecimiento criminal, que poco tiene que ver con la malgastada iniciativa de paz total y, menos aún, con la promesa de campaña de desmovilizar a esta organización terrorista en tres meses, como aseguró el presidente en tiempos de candidato.