Si bien Javier Acosta, hincha de Millonarios, contó cómo detectó la bacteria en la piscina que lo llevó a su grave situación, parece oportuno poner sobre la mesa algunas precauciones para evitar contacto con agua que esté contaminada en esos espacios públicos.
¿Cómo saber si el agua de la piscina está contaminada?
Identificar la presencia de bacterias en una piscina a simple vista puede ser complicado, ya que muchas veces no son notorias. Sin embargo, hay algunas señales que pueden indicar una posible contaminación bacteriana:
- Agua turbia: si el líquido en la piscina pierde su transparencia y se vuelve turbia o lechosa, podría ser un indicio de la presencia de bacterias.
- Algas: la proliferación de estas es un signo de desequilibrio químico y puede favorecer el crecimiento bacteriano.
- Manchas o residuos en las paredes y el fondo: puede indicar la acumulación de bacterias y otros microorganismos, como en el caso que afectó al hincha de Millonarios.
- Olor desagradable: es similar al cloro, pero más intenso y fétido, lo que puede ser un indicador de la presencia de bacterias en descomposición, lo que puede desembocar en graves problemas de salud.
Estas señales son indicios, pero no pruebas definitivas de la presencia de bacterias, aunque las consecuencias llegan a ser delicadas como sucedió con Acosta, que acudió a la eutanasia por su contagio.
La única forma de confirmar la presencia de bacterias en una piscina es con un análisis de agua en un laboratorio especializado, pues puede llevar a enfermedades graves como la de Acosta.
¿Cómo evitar infecciones en las piscinas?
- Nivel correcto de cloro: es el desinfectante más común en las piscinas y ayuda a eliminar bacterias y otros microorganismos. Es fundamental mantener el nivel de cloro recomendado por el fabricante.
- pH equilibrado: debe estar dentro de los rangos adecuados para que el cloro actúe de manera efectiva. Un pH desequilibrado puede reducir la eficacia del cloro y favorecer el crecimiento de bacterias.
- Filtración constante: el sistema de filtración debe funcionar correctamente para eliminar partículas y microorganismos del agua.
- Limpieza regular: es importante hacerlo regularmente en la piscina, el ‘skimmer’ y el filtro para eliminar hojas, insectos y otros residuos.
- Ducharse antes de entrar: para eliminar la suciedad y las bacterias del cuerpo.
- No nadar si se está enfermo: si se tiene alguna infección, como diarrea o una herida abierta, evitar el ingreso para no contaminar el agua.
- Evitar tragar el agua: puede contener bacterias y otros microorganismos.
- Secarse bien después de nadar: se previene la proliferación de bacterias.
¿Qué infecciones se pueden contraer en una piscina?
- Diarrea: causada por la ingestión de agua contaminada con bacterias como E. coli o virus como el norovirus.
- Vómitos: síntoma común asociado a la diarrea y a otras infecciones gastrointestinales.
- Náuseas: sensación de malestar estomacal que puede preceder a los vómitos o acompañar a la diarrea.
- Foliculitis: infección de los folículos pilosos, que puede causar granos rojos y dolorosos.
- Verrugas: causadas por el virus del papiloma humano (VPH), pueden transmitirse a través del contacto con superficies contaminadas.
- Pie de atleta: infección fúngica que afecta los pies y se propaga fácilmente en ambientes húmedos como las duchas y los alrededores de las piscinas.
- Conjuntivitis: inflamación de la conjuntiva, la membrana transparente que cubre el blanco del ojo y el interior de los párpados.
- Otitis externa: infección del oído externo, también conocida como “oído de nadador”, causada por la humedad y la proliferación de bacterias.
- Infecciones urinarias: aunque menos comunes, pueden ocurrir si el agua de la piscina está contaminada y entra en contacto con la uretra.