Como lo prueba esta imagen en las inmediaciones de Davivienda, el golpe de vista no es el mejor para quienes ocasionalmente transitan por el lugar en calidad de turistas.
A lo anterior se suman los malos olores, pues muchos de ellos hacen sus necesidades fisiológicas en sitios públicos. Tuluá carece hoy de una política públuca que le haga frente a la problemática por lo que le corresponderá al nuevo alcalde y al nuevo concejo tomar cartas en el asunto y atender este complejo problema que bien puede ser considerado de salud pública.
Ya otras ciudades lo han hecho por lo que hay modelos a seguir para superar la situación.