Colombia celebró en días recientes con sobrada razón la clasificación del combinado nacional al campeonato mundial de fútbol, que tendrá lugar el próximo año en México, Estados Unidos y Canadá. Como ocurre cuando culmina un proceso, siguen los balances, que en este caso no se han hecho esperar.
Así las cosas, si bien algunos consideran que nuestro equipo tuvo una buena performance, otros aducen que el ranking clasificatorio final no corresponde a la realidad. Sea como fuere, la idea no es censurar con dureza lo logrado, sino más bien identificar los aspectos susceptibles de mejora con el fin de que nuestro equipo cumpla un papel decoroso en la justa mundialista. Por ello, de manera modesta expongo algunos puntos que considero se pueden trabajar.
Por ejemplo, la tricolor no se puede exponer a recibir goles de camerino como ocurrió en el último encuentro con Venezuela. Si bien se superó esta adversidad, en otros entornos las circunstancias suelen cambiar, como puede suceder en la cita mundialista, donde no se pueden conceder ventajas de ninguna clase.
Además, en algunos pasajes de los partidos, el equipo “se queda”, esto es, se pierde la dinámica del juego y la sincronía entre defensa, medio campo y delantera. Sería conveniente en estos casos hacer cambios de jugadores y no hacerlo cerca del final del respectivo match.
De otra parte, se efectuarán varios encuentros de preparación para procurar conformar un equipo que pueda alcanzar el máximo rendimiento. En estos sería bueno dar la oportunidad a nuevos jugadores.
Solo así se descubrirán talentos, como ocurrió en el último partido de la eliminatoria con Luis Javier Suárez, y a la vez, se continuará motivando a los jóvenes para que busquen en el fútbol otra alternativa de superación personal y profesional. Por supuesto, el cuerpo técnico y sus asesores con su experticia tomarán los recaudos del caso para seguir entregando alegría al país.