Durante los disturbios, varios manifestantes encapuchados lanzaron flechas, pólvora y artefactos incendiarios contra los uniformados, dejando un saldo de cuatro policías heridos en cara, brazos y piernas.
El alcalde de Bogotá, Carlos Fernando Galán, confirmó que la Policía mantiene un operativo activo para garantizar la seguridad del personal diplomático, los residentes del sector y contener los disturbios. “Siempre que haya violencia y destrucción, en Bogotá vamos a responder con el uso legítimo de la fuerza”, advirtió el mandatario.
Los hechos también provocaron vandalismo contra estaciones de TransMilenio, especialmente la de Corferias, que tuvo que ser evacuada por riesgo de vidrios rotos. Otras estaciones, como Ciudad Universitaria, Quinta Paredes, Gobernación, CAN, Salitre El Greco y El Tiempo–Cámara de Comercio, permanecen cerradas.
Galán anunció que denunciará los hechos ante la Defensoría del Pueblo, la ONU y la Fiscalía, al considerar que los ataques con artefactos explosivos y flechas “no representan una protesta legítima, sino actos delictivos”.
Por su parte, el secretario de Gobierno, Gustavo Quintero, respaldó la intervención de la fuerza pública y señaló que “fue necesaria para proteger la integridad de los uniformados y de los ciudadanos”.
Las autoridades mantienen vigilancia en la zona, mientras los organizadores insisten en que la movilización busca visibilizar las demandas sociales de las comunidades indígenas bajo el lema “Por la vida y la dignidad de los pueblos”. Sin embargo, los disturbios han empañado el desarrollo pacífico de la jornada.