El operativo, denominado “Contención”, se desplegó durante la madrugada del martes en los complejos de favelas Alemao y Penha, al norte de la capital fluminense. Un contingente de 2.500 policías, apoyados por 32 vehículos blindados, ingresó a los barrios para frenar la expansión del Comando Vermelho, la mayor organización criminal de Río.
Durante las más de doce horas de enfrentamientos se registraron tiroteos, incendios y ataques con drones utilizados presuntamente por los grupos armados ilegales para lanzar explosivos contra las fuerzas de seguridad. “Es así como la policía de Río de Janeiro es recibida por los criminales: con bombas lanzadas por drones. (…) Es narcoterrorismo”, afirmó el gobernador Cláudio Castro en su cuenta de X, junto a un video que muestra uno de los ataques aéreos.
El saldo oficial divulgado inicialmente por el gobierno estatal hablaba de unas 60 víctimas, pero la cifra se duplicó tras el reporte de la Defensoría. Según los testimonios de vecinos, decenas de cuerpos fueron hallados en las calles tras los enfrentamientos, mientras equipos de socorro continuaban las labores de levantamiento.
La operación también paralizó buena parte de la ciudad: carreteras bloqueadas, transporte suspendido y más de 50 autobuses quemados o usados como barricadas por presuntos delincuentes. “Está todo parado y nos quedamos sin bus, sin nada, en este caos y sin saber qué hacer”, relató Regina Pinheiro, una mujer de 70 años atrapada en medio de la violencia.
Organizaciones de derechos humanos y líderes sociales denunciaron el uso excesivo de la fuerza. El diputado y pastor evangélico Henrique Vieira señaló que el gobierno estatal “trata a la favela como territorio enemigo, con licencia para tirar y matar”.
Pese a las críticas, el gobernador Castro defendió la acción y aseguró que continuará con los operativos para recuperar el control territorial de las zonas dominadas por el crimen organizado.
La Corte Suprema de Brasil había limitado en 2020 las incursiones policiales en favelas cercanas a escuelas y hospitales, pero esas restricciones fueron levantadas este año. Expertos advierten que estos operativos, aunque de gran impacto, tienen baja efectividad para desmantelar las estructuras criminales, mientras agravan la crisis humanitaria en los barrios más pobres de la ciudad.










