El encuentro se produjo en el Comando Aéreo de Transporte Militar (Catam), donde Herrera, en silla de ruedas y con secuelas físicas, recibió a Telmo, que también sobrevivió al ataque pero quedó parcialmente sordo. El canino corrió hacia su guía moviendo la cola y lo saludó con efusivas lamidas, mientras Herrera le entregaba una pelota, símbolo del lazo que los une.
El pasado 21 de agosto, la operación policial de erradicación manual de cultivos ilícitos en la vereda El Toro terminó en tragedia: trece uniformados perdieron la vida y varios más resultaron heridos en la emboscada atribuida al Frente 36 de las disidencias de las Farc. Entre las víctimas estuvo el patrullero Jiménez y su perro Lester, mientras Herrera sobrevivió pese a sus heridas.
Telmo, extraviado tras la explosión, estuvo en poder de las disidencias durante dos semanas antes de ser entregado a las autoridades, gracias a la mediación de un organismo humanitario. Su regreso fue confirmado por el presidente Gustavo Petro el pasado 16 de septiembre.
La Policía Nacional destacó que la historia de Herrera y Telmo refleja no solo la valentía de los uniformados, sino también la importancia de los perros en las operaciones de seguridad. “Son más que compañeros, son familia”, señaló la institución.
Tanto Herrera como Telmo continúan en proceso de recuperación. Su reencuentro, más allá de lo policial, se ha convertido en un símbolo de resistencia, esperanza y del vínculo inquebrantable entre humanos y animales en medio de la violencia.