A la distancia aún se escuchaba el sonido de los artistas que esa noche se presentaron en el último concierto de la edición 65 de la Feria de Tuluá. Miles de personas gozaban en las instalaciones del coliseo Manuel Victoria Rojas. Sin embargo, no muy lejos de allí, en el barrio Popular, se cocinaba una tragedia de grandes proporciones.
Entrada la madrugada del martes 28 de junio de 2022, empezaron a sonar las sirenas de los vehículos del Cuerpo de Bomberos, pero también de las ambulancias que llegaron hasta la entrada principal del Centro Penitenciario y Carcelario de Mediana Seguridad de Tuluá, todo, porque un incendio de grandes proporciones avanzaba por los pasillos y celdas del patio ocho.

La información era muy fragmentaria, sin embargo, el sonido de la música del coliseo de ferias ya no se escuchaba y le había dado paso a las sirenas y pitos de los vehículos de emergencia pidiendo vía, saliendo raudos para los distintos centros asistenciales de la Villa de Céspedes.
Aún no se conocía la magnitud de la tragedia, que con el paso de los minutos se evidenció. Esas primeras informaciones de la elevada cifra de víctimas fatales, todas ellas personas privadas de la libertad (PPL), se conoció de primera mano por parte del Inpec a través de medios nacionales. Inicialmente, fueron 49 los fallecidos y una gran cantidad de heridos, todos hombres.
A medida que avanzaron las horas y hacia al amanecer de ese 28 de junio, la Policía, ubicada a pocos metros del centro penitenciario, dispuso de barricadas, ante la llegada inminente, de los familiares de los internos. Centenares de personas se agolparon allí durante varios días esperando noticias de sus seres queridos.
En la actualidad avanzan los procesos disciplinarios por parte de la Procuraduría y también los judiciales. Solamente se conoce un fallo proferido por un Juez de la República que ordena una millonaria indemnización por una de las víctimas. Los demás siguen su curso, están a la espera.A