Del otro lado están otros habitantes del barrio que se resisten a que el árbol sea erradicado de los predios y le han propuesto al sacerdote Héctor Fabián Jaramillo buscar una solución intermedia que salve a la especie natural que se levanta impetuosa al lado de la bodega que hoy sirve de capilla.
Marha Tovar, habitante y líder del sector, dijo en diálogo con EL TABLOIDE que el arbusto que por estos días está a punto de una nueva cosecha, lamentablemente está dentro de los 500 metros cuadrados del predio que es propiedad de la comunidad parroquial que lo adquirió con base en diferentes actividades.
“Uno entiende a las personas que han expresado su oposición a la erradicación, pero también la postura del sacerdote que ve con preocupación cómo en cada cosecha las tejas de la capilla terminan rotas, pues los muchachos por hacerse a los mangos arrojan piedras y estas terminan sobre el tejado”, comenta la señora Tovar.
DATO: La comunidad católica del sector aportó los recursos para comprar el lote donde se levantará el templo.
Agrega la líder comunitaria que construir el templo es un anhelo que nació con la urbanización y ha sido a base de actividades que se pudo pagar el lote.
“Queremos contar con una casa de Dios digna para nuestras eucaristías y demás actos de fe”, precisó la dirigente de este sector.
Un poco de historia
La Urbanización La Paz es un plan habitacional que nació en el cuatrienio del ingeniero Rafael Eduardo Palau Salazar.
Está compuesto por 602 soluciones de vivienda que se ejecutó a través de la Caja de Compensación Familiar Comfandi.
La mayoría de habitantes laboran en empresas del sector privado y público de la región.
Es uno de los planes habitacionales de Tuluá que está en la zona de expansión de Tuluá en el plan parcial enmarcado dentro del corregimiento de Aguaclara y su inauguración se dio en el año 2010.