Colombia se despertó este lunes con la amarga noticia de la muerte del senador y aspirante a la presidencia de la República, Miguel Uribe Turbay, noticia que ha generado todo tipo de rechazos no solo de la comunidad nacional sino del mundo entero que veía en el senador una figura importante dentro de la política colombiana y seguramente un firme candidato a suceder a Gustavo Petro.
Pero más que la muerte de Miguel Uribe que enrarece el panorama electoral para el próximo año, y que es muy delicado para la democracia colombiana, lo más grave que tiene nuestro país en la actualidad es la creciente polarización en la que estamos sumidos.
Tanto petristas como úribistas sacan las uñas para defender sus propios criterios electorales creando un ambiente de zozobra y de desazón entre los colombianos que estamos mamados de las peleas políticas y que exigimos de nuestros gobernantes, empezando por el presidente, un ambiente más pacifico que nos lleve a encontrar caminos de diálogo y de paz para las próximas elecciones donde tendremos que elegir al congreso y al próximo presidente de los colombianos.
Esta guerra fratricida no nos está llevando a nada bueno. Solo un mar de sangre se vierte todos los días en nuestro país y nuestros líderes políticos felices discutiendo sobre si Uribe o Petro son los mejores. Incluso esta polarización ha llevado a la disputa entre amigos y entre miembros de la familia que por defender a unos o a otros inician procesos de violencia que perdura por mucho tiempo.
Desde estas líneas hago un llamado sincero a que desde hoy evitemos colocar en las redes sociales mensajes de odio frente a uno u otro político de turno. Nosotros estamos llamados a ser esos instrumentos de paz y dejar a un lado tanta agresividad. Yo ya lo hice desde hace días y lo seguiré haciendo.
Es hora de parar tanta idiotez, es hora de desescalar este conflicto político y encontrar un candidato que busque la paz y la unidad entre todos los colombianos.