Durante su intervención en el Día Internacional de las Mujeres Afrodescendientes, Márquez afirmó que su papel ha sido reducido a lo simbólico, pese a haber sido clave en la victoria electoral del Pacto Histórico.
“Pasé de ser la heroína de una campaña presidencial, a ser tratada como la traidora del Gobierno. Disentir no es traicionar. Ejercer la dignidad no es conspirar”, dijo ante una audiencia de mujeres negras que la aplaudieron de pie.
Con tono firme y visiblemente conmovida, la Vicepresidenta señaló que, desde su llegada al poder, ha sido constantemente relegada de las decisiones importantes del Ejecutivo y sometida a un entorno hostil.
“Se nos quiere en la foto, pero no en la toma de decisiones”, sentenció.
Márquez aseguró que se le encargó estructurar el Ministerio de la Igualdad sin recursos ni respaldo real, y que cuando cuestionó el modelo propuesto, fue blanco de presiones y más exigencias.
“Lo hice a pesar del bloqueo sistemático, lo hice con las uñas”, declaró.
También denunció ataques infundados en su contra, especialmente por su identidad racial y de género.
“He sido acusada de corrupción sin ninguna prueba. Solo por ser mujer. Solo por ser negra. Porque en este país, cuando las personas como yo no obedecemos, entonces viene el castigo: la violencia política, la cancelación, la deshumanización pública”.
Durante su intervención, Márquez no solo habló de su experiencia personal, sino que contextualizó su lucha en la historia de resistencia del pueblo afrodescendiente. Citó a líderes como Angela Davis, Patrice Lumumba y James Baldwin, y reafirmó que no se prestará para ser una figura decorativa.
“No voy a traicionar al pueblo que me eligió. No voy a callar para encajar. Estoy aquí porque luchamos durante siglos para tener voz, y no pienso renunciar a ella”.
Este pronunciamiento público llega tras semanas de rumores, tensiones internas y audios filtrados que han puesto al Gobierno Petro bajo el reflector. Márquez, que había guardado silencio desde entonces, aprovechó el evento en Cali para hablar sin filtros sobre la soledad institucional en la que ha debido ejercer su rol como Vicepresidenta y cabeza del Ministerio de la Igualdad.
Su mensaje fue interpretado por muchos como un grito de advertencia sobre lo que considera un modelo de poder excluyente, incluso dentro de una administración que se presenta como progresista y popular.
Las declaraciones de Márquez desataron reacciones inmediatas en el espectro político. Sectores del oficialismo criticaron su postura y la invitaron a “definir de qué lado está”, mientras otros, incluso desde la oposición, salieron a respaldarla y a exigir garantías para su ejercicio político.
La congresista caucana Lina María Garrido le pidió “que lo cuente todo”, mientras líderes sociales del Pacífico la felicitaron por dar un paso adelante en visibilizar lo que llaman “el racismo silencioso del poder”.
Más allá del momento político, el discurso de Francia Márquez en Cali marca un punto de inflexión en su relación con el Gobierno Nacional. Su mensaje fue claro: no aceptará ser una figura de adorno, y seguirá hablando, así eso moleste a quienes hoy la ven como una amenaza y no como una aliada.
“No me van a callar. Tengo derecho a disentir. Tengo derecho a gobernar, no solo a acompañar. No estoy aquí para obedecer. Estoy aquí para transformar”, concluyó.