La eucaristía, presidida por el arzobispo de Bogotá, cardenal Luis José Rueda, reunió a expresidentes como César Gaviria, Ernesto Samper y Juan Manuel Santos, así como a la exvicepresidenta Marta Lucía Ramírez. Por petición de la familia, no asistió representación del Gobierno del presidente Gustavo Petro. También estuvieron presentes delegados del Gobierno de Estados Unidos, entre ellos el subsecretario de Estado Christopher Landau, el senador Bernie Moreno y el jefe de misión diplomática John T. McNamara.
En su homilía, el cardenal Rueda hizo un llamado a superar la polarización y sembrar esperanza: “Reconozcamos que estos son tiempos de empobrecimiento ético y de polarización agresiva que nos arruina. Sembremos semillas de paz y esperanza”.
Uno de los momentos más emotivos de la ceremonia se produjo cuando Alejandro, el hijo de Uribe Turbay de apenas cuatro años, se acercó al féretro cubierto con la bandera de Colombia para depositar una rosa blanca, en una escena que recordó la despedida que el propio Miguel vivió en 1991 al perder a su madre, Diana Turbay.

La esposa del senador, María Claudia Tarazona, expresó entre lágrimas: “Romper una familia, quitarle a un padre su hijo, a una esposa su esposo, a unos hijos un padre, es el acto de maldad más grande que pueda existir. Miguel dejó sembrada en Colombia la política decente, la que no negocia principios ni valores”.
Por su parte, su padre, Miguel Uribe Londoño, revivió el dolor de hace 34 años cuando perdió a su esposa y hoy a su hijo: “Esta absurda violencia me arrebata al niño que se convirtió en un hombre bueno, padre ejemplar y líder honrado. No tenemos duda de dónde viene la violencia ni de quién la promueve. No más”.
La ceremonia culminó con la Orquesta Filarmónica de Bogotá y el cantante Yuri Buenaventura interpretando El Guerrero mientras el féretro, llevado por militares y cubierto de rosas blancas, emprendía su camino hacia el Cementerio Central en medio de aplausos y consignas de justicia.