Lo que está ocurriendo con las ambulancias en varios municipios del Valle es, sencillamente, una vergüenza institucional. Resulta inadmisible que vehículos destinados a salvar vidas estén circulando “a medio armar”, convertidos en simples chasis con sirena, sin la dotación mínima para responder a una emergencia real…¡Las quejas pululan por mayor!
¿Cómo es posible que una ambulancia funcione sin desfibrilador, sin equipo de reanimación, sin elementos básicos y, para rematar, con personal bisoño que apenas conoce los protocolos de atención?…¡Dios nos salve de un accidente!
El colmo del absurdo es que, cuando ocurre un accidente, no aparece una ambulancia eficiente: llegan dos o tres, pero no para brindar primeros auxilios, sino para disputar el traslado del lesionado, como si se tratara de una puja comercial y no de una vida humana en riesgo. Esa carrera por “cargar al paciente” deja en evidencia un modelo de atención que prioriza el negocio antes que la salud…¡Añañaiii!
Ojo con la pólvora en esta navidad, no queremos niños quemados. Los padres son los responsables.
Crece la preocupación entre los usuarios de la Nueva EPS que reclaman sus medicamentos en Disfarma, quienes denuncian serias dificultades para acceder a sus fórmulas médicas. A esto se suma un rumor que aumenta la zozobra: la presunta salida de esta empresa del Valle del Cauca a finales de diciembre….¡Que no sea un 28, por favor!
La pregunta es directa y urgente: ¿dónde recibirán sus medicamentos miles de pacientes, muchos de ellos adultos mayores y personas de escasos recursos que dependen plenamente del suministro oportuno? Para una población que no tiene cómo comprar los fármacos por su cuenta, esta situación no solo es crítica, sino profundamente injusta…¡Hoy, los afiliados se sienten desamparados!.
Mientras esperan explicaciones oficiales, la incertidumbre los cubre por completo y temen que, en plena temporada de fin de año, el acceso a sus tratamientos quede en el aire. Las autoridades de salud y la EPS deben pronunciarse con claridad y, sobre todo, garantizar que ningún paciente quede sin su medicina. Esto no es un favor: es un derecho…¡Que no los coja la noche!
Muchas quejas nos llegan de los usuarios de las ambulancias por la falta de elementos apropiados para la atención de un paciente accidentado.
Pareciera que, con la llegada de la tecnología y el ritmo acelerado de estos tiempos, muchas de nuestras tradiciones navideñas han comenzado a desvanecerse. Ya son pocos los hogares donde todavía se arma el pesebre con paciencia y devoción, o donde el árbol de Navidad y los faroles se convierten en el centro de las reuniones familiares…¡Qué tristeza!
Y qué decir de los manjares que antes llenaban las mesas en diciembre: el manjarblanco, el desamargado hecho con cariño, la natilla recién bajada del fogón, los buñuelos dorados, las brevas en almíbar, la torta de pastores, las hojaldras calientes… ¡Sabores que hoy sobreviven apenas en la memoria de las personas mayores!
También se van apagando esos juegos sencillos que alegraban las novenas: los aguinaldos, el palito en boca, el beso robado, el sí y el no, o aquel “hablar y no contestar” que hacía reír a grandes y chicos. Eran costumbres que unían, que sacaban lo mejor de cada familia y que le daban a la Navidad un encanto que no venía en pantallas ni aplicaciones…¿Y qué tal el intercambio de manjares el 24?
La vida moderna y la tecnología han ido acabando con las tradiciones navideñas que hacían de esta época el encuentro de la familia.
Ahora, muchos de esos tesoros se han convertido en recuerdos que viven en quienes aún alcanzaron a disfrutarlos. Quizás por eso la nostalgia se hace más fuerte en estas fechas, como un susurro que nos invita a no dejar perder lo que alguna vez hizo tan especial nuestra Navidad. Porque, al final, no eran solo tradiciones: eran momentos, eran afectos, era familia…¿Nostalgia pura?
Después de la extraordinaria experiencia vivida en la Media Maratón Tuluá, quedé tan motivado y satisfecho con mi participación que no lo pensé dos veces: ya me inscribí en la prueba “Corramos para Ayudar – Salvemos juntos a Unicáncer”. Este evento deportivo y solidario se realizará el domingo 30 de noviembre, en las distancias de 2.5K y 5K, ideal para corredores de todos los niveles. La salida está programada para las 7:00 a.m., con partida y llegada en el Parque de La Familia, un punto emblemático donde se respira deporte, unión y esperanza. La invitación está abierta: Anímese, inscríbase y acompañemos esta jornada donde cada paso cuenta. ¡Corramos para ayudar!
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