La altísima siniestralidad en todas las carreteras del país obedece, en su gran mayoría, a las motocicletas, según las estadísticas de las autoridades viales que no cesan en fortalecer cada vez, con mayor ahínco, la cultura de la seguridad vial en el territorio colombiano.
Y esa es la intención, por lo menos, del nuevo secretario de Seguridad Vial y Transporte, Diego Adolfo Méndez, tulueño, con extensa experiencia en la administración pública y de quien toda la región espera un buen desempeño en sus funciones que son vitales para promover el turismo vallecaucano, toda vez que, en la medida que la seguridad vial se robustezca, los visitantes obtienen confianza para conocer la belleza inigualable de la región.
Todos esperan que disminuyan al máximo los accidentes en nuestras carreteras, especialmente en tramos que ya son suficientemente conocidos como de alta accidentalidad, entre ellos, la doble calzada entre Buga y Tuluá, convertida en un peligroso sector que abunda en accidentes diarios en sitios bien especificados, como el comprendido entre puente Lechugas y la fábrica de Solla, cerca a Buga, en donde los motociclistas ingresan a la factoría en contravía y especialmente en horas de la noche, cuando aumenta el peligro de accidentalidad. Lo mismo sucede entre el tramo ubicado entre el municipio de San Pedro y Guayabal, en donde los motociclistas ingresan violando el sentido correcto, es decir en contravía, poniendo en grave peligro de siniestralidad a quienes transitan diariamente por el sector.
Ignoramos las inconvenientes que tienen las autoridades de tránsito para establecer la vigilancia nocturna en esta zona del centro del Valle, pues conducir en este horario es un verdadero viacrucis cuando los conductores deben hacer maniobras incalculables para no chocarse con los motociclistas que viajan a toda velocidad, no tienen suficientes luces, no utilizan chalecos reflectores y además de las contravenciones que cometen en los sitios ya indicados. Es bueno, aceptable y obligatorio para la Secretaría de Movilidad y Transporte, insistir en el fortalecimiento de la cultura vial, para salvar vidas, pero no es suficiente, porque toda campaña es pasajera, lo cual debería convertirse en permanente, sin cansancio, una y otra vez, en las vías, en las ciudades, gastar tiempo en la ciudad de Buga y Tuluá, de donde provienen la mayoría de los motociclistas, para que adquieran conciencia plena sobre la importancia de respetar la normatividad y al mismo tiempo, la integridad física de todos. No es posible que continuemos en la misma cantaleta diaria, sin ver nada en cumplimiento de la ley y el peligro crece en forma geométrica, es imparable y desastroso.
Queremos ver las autoridades de Tránsito en acción permanente en esta doble calzada, no para incomodar e interferir la movilidad, sino todo lo contrario, para culturizar a los conductores en el buen manejo diurno y nocturno y disminuir al máximo la accidentalidad y sus consecuencias fatales en la mayoría de los casos.