En una columna anterior manifesté mi preocupación por el nivel de nuestros equipos de fútbol en torneos internacionales, como la Copa Libertadores de América, nivel que no les ha permitido avanzar hacia fases definitorias de dicha copa.
Al parecer, algo similar está ocurriendo con nuestra selección. En efecto, las últimas fechas decisivas para el mundial Qatar 2022 no han sido las mejores. Como prueba de ello, en las fechas aludidas, nuestro equipo completó varios partidos sin anotar goles a los adversarios, pero sí encajó tantos en su arco, los que precisamente nos tienen al borde de la eliminación para Qatar 2022.
Ante este escenario surge la pregunta ¿Qué hacer de cara al futuro? En la columna mencionada líneas atrás, anoté que hace falta intensificar el trabajo desde la neurolingüística y la psicología, con el fin de fortalecer la parte mental de los jugadores, que se ha de manifestar en su entrega, en su fortaleza para sobreponerse a circunstancias adversas, en el fortalecimiento de su autoestima y motivación, entre otros aspectos. Si bien el fútbol se practica básicamente con las extremidades inferiores, las órdenes, en cuanto a actitud, concentración, las genera el cerebro.
De otra parte, preocupa la parte física de los competidores. Nuestro fútbol comparado con el de Europa se ve más lento. De manera que se ha de intensificar el trabajo en el gimnasio y en la pista atlética, pues los jugadores se han de desempeñar con decoro en los 100 metros para no perder la marca de los adversarios en los contragolpes. Desde luego, el buen desempeño en la mencionada distancia, debe estar acompañado de la práctica en pruebas de fondo.
No de menor importancia en esta reflexión ha de ser la revisión de la parte administrativa. Así, sería bueno contar con un colectivo de expertos para no centrar toda la autoridad y criterio en un solo entrenador. Bien reza el dicho popular “Varias cabezas piensan más que una”. De igual modo, los partidos de fogueo no solo se han de llevar a cabo en la proximidad de encuentros oficiales, sino que se han de programar de manera longitudinal.
Esta idea presenta problemas para los jugadores que compiten en el exterior, pero por lo menos, se podía trabajar con una base conformada por los futbolistas de la liga nacional. Con lo expuesto no pretendo desconocer el trabajo realizado por jugadores y directivos, solo deseo expresar algunas consideraciones que podrían ayudar.