Sí, que irresponsables son esos papás y esas mamás que no madrugan o que se dejan coger la tarde para transportar a sus hijos diariamente hasta escuelas y colegios en sus vehículos, especialmente moto-cicletas y lo hacen presurosos, a tal punto, que no pocos de ellos hacen caso omiso de las normas de tránsito.
Es común observarlos en los distintos cruces viales seguir de largo sin importar que la luz del semáforo esté en rojo. Qué ejemplo para los niños. Qué gran lección de cultura ciudadana la que le dan a esos pequeños en muchos casos, sus propios padres.
Ni qué decir de aquellos, que por distintos motivos no pueden ellos mismos llevar a sus niños hasta la sede educativa y para tal fin contratan a un tercero. Hasta allí, todo aparentemente bien.
Pero resulta que también en un alto número de casos, esas personas contratadas, algunas de ellas mototaxistas, van raudos, a gran velocidad y también irrespetando las señales de tránsito.
Aclaro, no son todos, pero sí un buen número. Basta verlos especialmente en las horas de la mañana, la del ingreso o al mediodía, si la jornada académica es vespertina.
Pero lo más triste es que la excusa en esos casos es para que no ‘les coja la tarde’. Pero cuál es la excusa para cuando van de regreso a la casa y los niños ya han culminado su jornada académica, cuando van de retorno, ¿cuál es el afán?
Puede parecer algo sin importancia, cosas de momento, pero cuando usted como padre de familia va con sus niños en un automóvil o en una motocicleta y no respeta las señales de tránsito, qué mensaje le está dejando a ese menor: sencillo, ¡que las normas se hicieron para irrespetarlas!
Por eso, la verdadera cultura ciudadana empieza por casa. Claro, el Estado, en este caso los municipios, también deben invertir en este tipo de campañas que propendan por el respeto y la sana convivencia y ojalá fueran de manera integral y transversal, pero ese sería otro tema.
Lo que realmente nos ocupa ahora en estas líneas, es que nosotros como padres de familia debemos ser los principales espejos en los que el buen ejemplo se refleje para inculcarles una verdadera y duradera educación a nuestros hijos.