Los tapabocas que salvan vidas durante la pandemia de coronavirus se han convertido en un peligro mortal para los animales, que pueden quedar atrapados o asfixiarse con los que quedan abandonados en la naturaleza.
Estos elementos de protección se han encontrado en aceras, ríos y playas en todos los continentes desde que se han vuelto obligatorias en los espacios públicos de muchos países para frenar la propagación del coronavirus.
Los fabricados con poliéster y polipropileno pueden tardar cientos de años en descomponerse.
“Las mascarillas no desaparecerán pronto, y cuando las tiramos, pueden amenazar el medio ambiente y los animales que comparten nuestro planeta”, dijo a la AFP Ashley Fruno, de la asociación de defensa de los animales PETA en Asia.
Se ha visto a macacos masticando los elásticos de tapabocas usados en las colinas que rodean la capital de Malasia, Kuala Lumpur.
En Inglaterra, la organización de protección de los pájaros RSPCA rescató a una gaviota cuyas patas quedaron encadenadas durante casi una semana en Chemsford.
La asociación fue alertada por un transeúnte que la encontró viva pero inmóvil y la llevó a una clínica veterinaria.
El ave llevaba así varios días.
“Las correas elásticas se habían apretado alrededor de sus patas y sus articulaciones estaban hinchadas y doloridas”, afirmó el inspector del RSCPA Adam Jones.
Impacto en el mar
Los más perjudicados por estos desechos médicos producidos por la pandemia podrían ser los animales marinos.
Los grupos ecologistas han dado la voz de alarma después de observar un número creciente de guantes de látex y otros equipos de protección en ríos y mares.
Más de 1.500 millones de tapabocas acabaron en los océanos el año pasado, es decir 6.200 toneladas de desechos plásticos adicionales, según la organización medioambiental OceansAsia.
Y hay indicios de que amenazan la vida marina.
En Brasil, una asociación de protección del medio ambiente encontró estos elementos en el estómago de un pingüino cuyo cuerpo fue arrastrado a una playa. Y se encontró un pez globo atrapado en una mascarilla en las costas de Miami.
La asociación francesa Operación Mar Limpio encontró un cangrejo muerto, atrapado en una mascarilla en la laguna de Berre, cerca de Marsella, en septiembre.
Los tapabocas y guantes de plástico “son muy problemáticos” para las criaturas marinas, subraya George Leonard, director científico de la oenegé estadounidense Ocean Conservancy.
“Cuando estos plásticos se descomponen en la naturaleza, se convierten en partículas cada vez más pequeñas”, explicó.
Estas partículas pueden entrar en la cadena alimentaria y tener un impacto en los ecosistemas, añadió.
La oenegé OceansAsia ha pedido a los gobiernos que aumenten las multas contra quienes echen basura a la naturaleza y fomente el uso de mascarillas reutilizables.
Fuente: NoticiasRCN.com