Con la llegada de diciembre, el ambiente se llena de música, luces y celebraciones, pero también de comportamientos que ponen en riesgo la vida y la tranquilidad de muchos. Las autoridades deben de estar preparándose desde ya para evitar situaciones que pongan en peligro a las familias de la región… ¡Es mejor prevenir que tener que lamentar, decía mi abuelita!
Cada año, el uso indiscriminado de la pólvora deja un saldo doloroso de personas quemadas, en especial niños. A pesar de las campañas y las restricciones, muchos ciudadanos insisten en manipular estos artefactos, olvidando que la diversión no puede estar por encima de la seguridad. La prevención sigue siendo la mejor medida para evitar tragedias y principalmente el compromiso de las autoridades de policía en hacer cumplir los decretos que expiden para esta época…¡Añañaiii!
Otra de la problemática que se presenta todo el año, pero principalmente por estos días es el consumo de licor al volante que continúa siendo una de las principales causas de siniestros viales. Ya se registran casos lamentables, como el ocurrido recientemente en Bogotá. Las fiestas no deben convertirse en funerales; por eso, es necesario insistir en la responsabilidad de no manejar bajo los efectos del alcohol…¡Una campaña rápida sobre el tema, no caería mal!
Ojo con la pólvora en esta navidad, no queremos niños quemados. Los padres son los responsables.
Y ojo con la convivencia que se pone a prueba en tiempos de celebración. Las discusiones y los actos de intolerancia, muchas veces alimentados por el exceso de licor, terminan empañando la alegría. La invitación es a disfrutar con respeto, pensando siempre en el bienestar común…¡No le suba el volumen al equipo de sonido si a sus vecinos les molesta!
Una campaña preventiva por parte de las autoridades locales sería oportuna para promover la responsabilidad y el autocuidado en estas fechas. La alegría decembrina debe ser sinónimo de unión y no de dolor. Celebrar con precaución es el mejor regalo que se puede ofrecer a la familia y a la comunidad…¡Que después no estemos lamentándonos por no atender consejos!
Esta semana dos personajes tulueños dejaron este plano terrenal, uno de ellos fue el músico Gerardo Cedeño, integrante de la Estudiantina Cedeño y uno de los fundadores del Festival Santa Cecilia que se celebra del 19 al 22 de noviembre y el otro fue, Rosemberth López, futbolista que dejó gratos recuerdos en el ámbito local y regional, siempre con una sonrisa y apunte jocoso que lo hacían especial. Como defensa central en sus equipos tenía como norma: “pasa el balón pero no el jugador”…¡Los recordaremos con mucho cariño!
«Llantear» se ha convertido en el hobby de los estudiantes que salen de sus escuelas y colegios en sus bicicletas.
Los amantes al fútbol tienen este fin de semana un buen programa con la semifinal del Torneo del barrio El Palmar con los partidos entre Fabián y Abadía a las 3:oo p.m y mañana domingo entre La Coralia y Cachuzo a la 1:00 p.m…¡La entrada es gratis como nos gusta a todos!
Debe ser un talento especial el que tienen Claro y Movistar para llamar justo cuando uno está en la mejor parte de la siesta, o concentrado en el trabajo, o en medio del almuerzo.
¡Qué sincronía tan admirable! No fallan nunca: suena el teléfono y ahí está la voz amable que promete “el mejor plan del mercado”, “la promoción imperdible” o “el cambio de vida con más gigas”. Pero claro, cuando el cliente —ya agotado de tanta insistencia— decide cancelar el servicio, ahí sí comienza la travesía por el desierto: mil menús automáticos, operadores que “entienden su molestia” pero no solucionan nada, y un sinfín de excusas dignas de una telenovela…¿Quién nos puede proteger o salvar de esta locura?
Y mientras tanto, uno piensa: si para ofrecer llaman diez veces al día, ¿por qué para cancelar no aparece nadie?Eso sí, la cortesía no falta… “Gracias por preferirnos”, dicen al final del suplicio… ¡Qué detalle!
La falla de la plataforma de Amazón Web esta semana, dejó altamente preocupados a los clientes virtuales.
Si los padres no ponen freno, la calle lo hará, y de la peor manera: con un accidente. Una práctica que se ha vuelto paisaje en las calles de Tuluá es la peligrosa costumbre de “llantear”, esa maniobra en la que muchos estudiantes, al salir de clases, levantan la bicicleta en una sola llanta creyéndose acróbatas del asfalto. Lo que para ellos es un juego o una muestra de habilidad, para los peatones y conductores se ha convertido en una amenaza constante…¡Son el terror de los adultos mayores!
No solo ponen en riesgo su propia integridad, sino que con frecuencia rayan vehículos y asustan a quienes transitan tranquilamente. Lo peor: lo hacen frente a los colegios, sin control ni corrección alguna. Esta conducta no puede seguir viéndose como algo “normal” o “divertido”.
Es reflejo de la falta de orientación y disciplina, tanto en casa como en la escuela. La educación vial y el respeto por los demás empiezan en el hogar…¡Un peligro que crece todos los días!
Esta semana ARA abrió un nuevo local en la vía a la Esbol dándole empleo a un buen número de tulueños, pero sería muy importante que adecuara un parqueadero para sus clientes porque la calle es muy estrecha…¡Buena noticia!










