A varias calles tulueñas les han tapado los huecos con el sistema del topping, lo cual ha permitado que la circulación mejore, pero hasta el momento los reductores que tenían para mermar la velocidad de los automotores quedaron sin la debida señalización y ahora se han convertido en un grave peligro para los que sin saber de su existencia se encuentran sorpresiva-mente con ellos más de uno ha perdido el equilibro y caído al suelo con sus graves consecuencias…¡Qué dolor!
Señalizar los reductores es de urgente necesidad. La falta de señalización no es un simple descuido, es una irresponsabilidad que ya está cobrando víctimas. Muchos motociclistas, al no advertir la presencia de estos obstáculos, terminan perdiendo el control de sus vehículos, sufriendo caídas que pueden ocasionar lesiones graves y hasta pérdidas materiales considerables…¿Quién asume la responsabilidad por estas imprudencias institucionales?
La señalización vial no es un adorno, es una obligación que protege vidas. No se puede permitir que, en nombre de la modernización, se descuide algo tan elemental como advertir un reductor. Señalizar no es opcional, es una urgencia impostergable. Cada día que pasa sin corregir esta situación, la administración local está jugando con la seguridad de los ciudadanos….¡Un trabajito que no da espera!
El robo de motocicletas sigue siendo uno de los terribles males que sufren los tulueños y en su mayoría por dejarlas solas en lugar de guardarlas en el garaje.
Modernizar sin planificar es sinónimo de improvisación, y la improvisación en las vías cuesta caro. ¡Señores responsables, basta de excusas y negligencia: señalicen ya los reductores antes de que el progreso se siga manchando con accidentes…¡Todos los aporreados quedan atentos!
En la Villa de Céspedes, tierra pujante y reconocida por su vocación comercial, una realidad inquietante golpea con fuerza: el desempleo, en especial el que afecta a los jóvenes. A pesar del crecimiento en sectores como el comercio y los servicios, la falta de oportunidades laborales se ha convertido en una barrera que limita el desarrollo y empuja a muchos hacia la informalidad…¡El futuro es pobre!
Los tulueños ven cómo cada año salen bachilleres y profesionales que, lejos de encontrar un empleo digno, terminan engrosando las filas del “rebusque” o migrando a otras ciudades en busca de oportunidades. ¿La causa? Una economía que, aunque dinámica, no logra absorber la mano de obra disponible ni generar opciones estables con seguridad social…¿Cuál será el futuro?
Varios motociclistas han caído al piso sufriendo raspaduras y daños en sus vehículos al no observar los reductores de velocidad ocultos por el topping
Lo más preocupante es que esta falta de empleo formal no solo afecta el bolsillo, sino que alimenta otros problemas sociales: el aumento del microtráfico, la delincuencia común y el deterioro de la calidad de vida. En los barrios, se escuchan historias de jóvenes talentosos que, ante la ausencia de un camino laboral claro, caen en redes criminales…¿Emigrar será el camino?
Mientras tanto, los programas municipales parecen insuficientes y poco articulados con el sector productivo. La pregunta es inevitable: ¿de qué sirve tener planes y discursos sobre progreso si no se crean las condiciones para que los ciudadanos puedan vivir con dignidad?
El desempleo en Tuluá no es solo una cifra; es un clamor silencioso que exige soluciones reales, inversión en formación para el trabajo y políticas que atraigan empresa formal y sostenible. La Villa de Céspedes necesita más que promesas: necesita oportunidades…Qué que han hecho municipios como Buga y Yotoco para le lleguen varias empresa en los últimos años?
Los tulueños esperan que los próximos candidatos a la Alcaldía de Tuluá entre sus propuestas presenten planes para combatir el desempleo que nos tiene locos.
Preguntas pendejas. ¿Debe el gobierno nacional seguir dialogando con grupos al margen de la Ley?
¿Hasta cuándo la policía de carreteras permite que los mochileros se cuelguen de la parte trasera de los tracto camiones en la vía Zarzal- Cali?
¿A qué edad usted permite que su hija se realice un piercing en la nariz o en la lengua?
¿Sigue dejando la motocicleta afuera al cuidado del hombre del trapo rojo en lugar de guardarla en el garaje o en el parqueadero?
Las quejas siguen llegando y no son nuevas. Conductores que transitan por la vía Tuluá–Riofrío, especialmente en horas nocturnas, denuncian la alarmante falta de demarcación, una omisión que convierte este corredor vial en una trampa mortal. La situación se agrava cuando llueve, pues la visibilidad se reduce al mínimo y la calzada prácticamente desaparece ante los ojos de los conductores, obligándolos a salirse del camino y exponiéndolos a accidentes fatales…¿Hasta cuándo la desidia?
Este no es un problema aislado, es una preocupación que se repite constantemente y que evidencia la falta de gestión por parte de la entidad gubernamental responsable. No basta con esperar a que ocurran tragedias para entonces lamentarse y destinar recursos a demandas millonarias que terminarán pagando los contribuyentes…¡Más vale prevenir, que tener que lamentar!