Carlos Cobo Bejarano fue alcalde de Guadalajara de Buga, pero pasará a la historia de la ciudad como Notario de la ciudad.
Era quien registraba los nacimientos, matrimonios, escrituras y daba fe pública de hechos que lo requerían, muchos recordarán cuando en el colegio, cada año, al momento de la matrícula nos exigían el registro civil, entonces visitábamos la notaría y allí encontrábamos al Dr. Carlos Cobo Bejarano en medio de miles de documentos archivados y sus incansables secretarias tecleando sin cesar para sacar a tiempo el documento solicitado.
Así lo conocieron, así lo recordarán los bugueños, parado debajo del dintel de la hermosa casona de la esquina de la calle quinta con carrera doce, en su notaría, donde regularmente hacía una pausa en su trabajo para divagar y pensar la ciudad de sus amores y preocupaciones cotidianas. Con el notario tuve una relación cordial pero distante, siempre lo vi como un liberal de la vieja escuela, llerista manchesteriano que llaman, de una generación que marcó pauta en la política de la ciudad.
En cierta ocasión, hace muchos años, época de adolescencia, bajaba por la quinta, desprevenido, el notario allí parado como siempre, quiso hacer contacto visual conmigo y me llamó con una señal, me acerqué y comentó sobre mis preocupaciones por el histórico colegio Académico, de su abandono y desgobierno, tema que me apasionaba, entonces me hizo una extraña propuesta: “tengo un pariente que es columnista de El País, escribí una nota sobre lo del Académico y publicamos en la columna de Álvaro Bejarano”.
No lo pensé mucho, dije sí y de inmediato me sentó frente a su máquina de escribir y conté mi historia en una cuartilla oficial de los columnistas de ese periódico, incrédulo vi publicada la nota en el más importante periódico del occidente colombiano, claro está mi nombre no aparecía por ninguna parte, pero estaba feliz porque de esa manera iniciaba el trasegar con las palabras y las columnas de opinión. El Dr. Carlos Cobo Bejarano será recordado por sus alumnos, por su altura intelectual, por sus polémicas tertulias y por ser de los bugueños imprescindibles.