El barrio Siete de Agosto de Tuluá es una comunidad que nació producto del modelo de autogestión donde el aporte individual de cada familia se sumó a los recursos que en ese entonces entregaba una entidad denominada Inurbe. De eso ya han pasado casi 40 años y durante cuatro décadas ha logrado un importante desarrollo en materia de infraestructura.
Desde su creación este sector se ha caracterizado por el liderazgo y el trabajo solidario de cada uno de sus habitantes, característica que les llevó a conformar la junta de acción comunal en el año 1987 y desde entonces han trabajado en pro del desarrollo social de ese conglomerado.
Para los voceros comunitarios lo más importante del 7 de Agosto es su gente, que siempre está dispuesta a respaldar las acciones colectivas.
Hay temor
En la actualidad la junta de acción comunal está encabezada por María Evangelina Meléndez, una mujer dedicada al trabajo por su barrio y quien por estos días de invierno está cargando sobre sus hombros los reclamos de la comunidad debido a las constantes inundaciones que vienen padeciendo como consecuencia de las crecientes del río Tuluá pero, de manera especial, por la insuficiencia que hoy presenta el sistema de alcantarillado.


Uno de los momentos más difíciles se vivió en el año 2010 cuando las aguas del afluente se desbordaron y causaron una inundación de grandes proporciones que dejó a gran parte de las familias damnificadas con pérdida total de bienes y enseres.
Recuerda la señora Meléndez que esa situación difícil dejó como resultado que el gobierno de la época construyera el muro de contención que mejoró en algo la seguridad del sector en épocas de lluvia.
Problema que persiste
Por estos días las familias que residen en esa comunidad de la Villa de Céspedes han sufrido momentos de angustia pues el río nuevamente ha generado diferentes dificultades, lo que tiene a los moradores con los nervios de punta.

Para los líderes barriales esa problemática que vienen afrontando desde hace varios años se soluciona si la alcaldía municipal pone en marcha un plan constante de descolmatación, pero estas acciones se desarrollan de manera esporádica ante la proximidad de las lluvias.
“Es evidente que la problemática que estamos viviendo está originada debido a que el río está cargado de material de arrastre y es necesario que la alcaldía o la entidad que le corresponda adelante labores de extracción para llevarlos a un centro de acopio», dice por parte María Lilia Salazar, expresidenta de la junta comunal, quien agregó que en la presente semana hubo reunión con funcionarios de Centroaguas que se comprometieron, una vez más, a buscar soluciones, pero las mismas están ligadas a la urgente descolmatación del río Tuluá que es el eje central de la problemática.