En esta sociedad ansiosa por producir, trabajar, capitalizar, facturar, por hacer, por mantenerse en movimiento, donde el descanso es un absurdo en la dinámica constante de actividades y sobrestímulos digitales, no se trata de elogiar a la pereza, pero sí reflexionar sobre la hiper productividad moderna.
Estamos tan acostumbrados a mantener ocupados en función de las labores de la casa, del trabajo, de la familia, de la sociedad, de las redes sociales, que en la medida que hacemos más, sentimos que el tiempo pasa más rápido debido al aumento de dopamina, el cual causa que nuestro reloj interno se ralentice, creando una sensación de aceleración del tiempo, cambiando nuestra percepción del mismo, sintiendo cada vez más que el tiempo vuela.
Que sirva la ocasión para hablar de la expresión italiana Il dolce far niente y aprendamos de ella, la cual se usa para referirse al descanso y al placer de estar inactivo como forma de rebelarse a la cultura del exceso. Lo dulce de no hacer nada es una filosofía de vivir el momento, a no preocuparse en exceso por las tareas cotidianas y su traducción literal reza: Dolce significa dulce, Far que corresponde al verbo fare significa hacer, Niente significa nada.
Por su parte, el proceso psicológico mindfulness busca que focalicemos nuestra atención en lo que hacemos, ser conscientes de la existencia de nuestro organismo, de nuestras conductas, de lo que sentimos, ir más despacio, observar lo que nos rodea, vivir el momento, aceptarse a sí mismo y respirar de manera consciente son algunos de los ejercicios de este proceso.
Palabras más, palabras menos, en este tiempo de debemos aprender a vivir el presente, valorar el instante en el que estamos, pues el pasado ya no existe y el futuro es una ilusión. Si la hiper productividad le parece demasiado o el ocio creativo no le atrae tanto, pruebe con hacer nada, disfrutar el momento y respirar, a ver si bajamos los altos niveles de ansiedad.