Por estos días estoy leyendo una obra titulada “Generación ansiosa” del autor norteamericano Jonathan Haidt, un psicólogo social, que se ha dedicado a estudiar el impacto que produce en la juventud de hoy el uso del celular y el ingreso a través de estos en las redes sociales.
Y es que el celular se ha convertido en algo así como un dios, el cual los jóvenes e incluso muchos de nosotros no podemos vivir sin él. Para nosotros sirve de herramienta de trabajo, de comunicación con nuestros seres queridos, de acercarnos a aquellos que estén lejos a través de las video llamadas y nos permite acercarnos a la información más precisa y oportuna.
Sin embargo, para los jóvenes que ya se están volviendo adictos a la tecnología y al uso de estos aparatos, tiene repercusiones más graves de lo que pensamos. Según este autor, tenemos una generación del teléfono que hace que nuestros jóvenes lleguen a situaciones de depresión, ansiedad, falta de concentración en sus estudios y en sus labores diarias, e incluso el suicidio llevados por el uso de las redes sociales, sobre todo Facebook, Instagram y tik tok, donde los jóvenes ingresan en busca de autodeterminación, sentirse importantes ante la sociedad, buscar aceptación por parte de quienes ven sus videos o sus intervenciones.
Por esta razón, ya muchos países han tomado la decisión de prohibir, dentro de las instituciones educativas, el uso de celulares para mejorar el rendimiento académico, los procesos de atención y concentración de sus estudiantes.
Sin embargo, esta tarea debería ser asumida también en los hogares, donde los padres, responsables de la educación de sus hijos, pongan límites en el uso de esta tecnología y permitan que sus hijos jueguen al aire libre, practiquen deporte, se dediquen a la lectura y realicen actividades que les permitan compartir con los demás cara a cara.
Por último, el autor propone que los jóvenes antes de los 14 años no accedan al celular y que por ningún motivo antes de los 16 tengan ingreso a las redes sociales, que tengan más independencia, juego libre y responsabilidad en el mundo real.