“Cuando el alcalde Ramiro Devia Criollo propuso el mercado campesino, se escucharon diferentes voces de pesimismo frente al tema, pues se decía que nadie iba a bajar, que era una locura y hasta peligroso y era exponer a los expositores al fuego cruzado de los bandos en contienda”, recuerda el ingeniero Divier Velásquez Londoño, quien ocupaba la Secretaría de Asistencia Agropecuaria y Medio Ambiente, Sedama.
Añade que el exmandatario, quien fue asesinado el 15 de marzo de 2006, lideró todas acciones y con volquetas del municipio y un acompañamiento logístico logró que 100 productores de la alta y media montaña, sumados a los de la zona rural plana, llegaran hasta el coliseo de ferias, abriendo de esta manera una puerta a un mercado que ellos mismos llamaron como el de la fe y la esperanza.
DATO: Cien fueron los campesinos que le dieron vida al primer mercado campesino hace ya dos décadas.
“Las horas previas a la apertura fueron inciertas, pues existía el temor que los miembros de la AUC o de las Farc bloquearan las vías e impidieran el traslado a Tuluá, pero eso nunca pasó y a las 7:30 am, el licenciado Devia Criollo dio apertura al primer mercado que durante varias versiones funcionó en el pabellón de la microempresa en la ciudadela ferial hasta su traslado al lugar que hoy ocupa”, precisa Velásquez Londoño.
Una de las características que más llama la atención de este proyecto que se consolidó y que durante 20 años se ha mantenido es que nunca se ha interrumpido pues como dice la frase popular llueva, truene o relampaguee, los agricultores llegan a su cita semanal y que se adelantó un día, pues hoy gran parte de la venta se hace el viernes en la tarde en la sede que ocupa desde hace varios años en la antigua sede del Distrito de obras número 5.