Eso es lo que espera la ciudadanía tulueña con la intervención que está realizando la Policía Nacional y sus diferentes especialidades en el municipio, con el apoyo del Ejército y la Fiscalía.
El propio director, general William René Salamanca Ramírez, hizo presencia el miércoles anterior en la Villa de Céspedes. El alto oficial hizo un recorrido por distintos sectores, especialmente la Galería y la zona céntrica, incluido el Parque Boyacá, donde incluso se hizo algunas ‘selfies’, en el logo-símbolo que identifica al ‘Corazón del Valle’, con personas que a esa hora estaban en el lugar.
Muy sociable el general. Eso nos lo dijo una desprevenida ciudadana, porque no estamos acostumbrados a semejante cordialidad por parte de un general de la República, pero los tiempos cambian y, al parecer, las instituciones también, siempre y cuando sea para bien.
Más allá, de esos aspectos anecdóticos, lo que realmente están esperando los habitantes de este bello municipio es que todo lo que se ha dicho y se ha hecho, que tanto los despliegues operativos, como los consejos de seguridad, las declaraciones, los sobrevuelos de aeronaves, todo eso, sume en beneficio de la seguridad, que los ciudadanos sientan ese respaldo institucional.
La imagen que tiene la ciudad hacia el resto del país y del mundo no es la mejor. Cada acción violenta repercute, incluso más que en otras regiones del país. La connotación es mayor. Eso demuestra la importancia de nuestro territorio y la confianza que debemos seguir teniendo. No es fácil, pero siempre, después de la tempestad y de las adversidades, llegan mejores momentos, además, porque esta tierra es promisoria, siempre ha sido pujante, habitada por gente emprendedora, que ha hecho de este municipio uno de los más importantes del país.
Creemos y declaramos que así sucederá con Tuluá. No escatime esfuerzos, aunque para muchos sean banales, la oración eficaz del justo puede mucho (Santiago 5: 16), pero para ello, como dice la escritura, “debemos confesar vuestras ofensas unos a otros para que seáis sanados”, debemos orar siempre por nuestros semejantes.
Esa es la ‘principal arma’ con la que contamos. No la descartemos.