Aunque nos de miedo encontrarnos a solas con nosotros mismos, la soledad nos ayuda a crecer como personas y a conocernos mucho mejor. “La soledad es el hecho más profundo de la condición humana”, lo afirma un amigo en sus momentos de soledad.
De sus palabras, puedo interpretar que, si bien nacemos, crecemos, nos desarrollamos y morimos solos, es posible convivir con la soledad de una forma positiva.
Y es que los momentos de soledad son necesarios para tomar distancia de los acontecimientos y del resto de personas con las que interactuamos. También para ver dentro de nosotros mismos, reflexionar, mejorar y salir adelante. En pocas palabras, la soledad es imprescindible para lograr un mejor autoconocimiento.
Estar en armonía constituye una auténtica fuente de felicidad. Por ello le digo con certeza a todas aquellas personas que han sentido, en algún momento de sus vidas, miedo de estar solas, que no teman. De verdad que es una enriquecedora experiencia.
Muchos permanecen con gente alrededor, pero en el fondo de su corazón están solos, así que anímense a hacer el ejercicio, a meterse en sus cajas vacías para hacer una introspección y, de forma consciente, aceptar su ser hoy pero también asumiendo retos para mejorar cada día.
Tengan siempre presente esta frase: “cuando estoy contigo disfruto de la inmensa soledad que me da tu compañía”.
Recuerden que para ser felices no hay que estar acompañados. Yo creo que la verdadera felicidad es tener paz y tranquilidad en el corazón.