Las redes sociales son una gran herramienta de interacción, de comunicación libre y espontánea, como debe ser. Pero al mismo tiempo, hay quienes las utilizan para manipular transfigurando la realidad, deformándola, ofreciendo una distinta y para ese oscuro propósito no dudan en exprimir al máximo los avances tecnológicos.
Hoy, no pocos líderes pareciera que están más pendientes de los comentarios de una publicación y de los famosos y ‘bien ponderados’ ‘like$’, que del impacto real de sus ejecutorias en el campo, en el terreno, ajenas de virtualidad. Muchos de ellos acostumbraban solo visitar a las diferentes comunidades solamente en épocas electorales, es decir, en campaña, pero ahora algunos ya ni eso hacen, todo lo quieren realizar de manera virtual y, desafortunadamente, la situación de orden público, se convierte en la excusa perfecta.
Entonces atrás están quedando, espero que no, aquellos candidatos que se preparan, que pueden tener una serie de ejecutorias para mostrar, una hoja de vida interesante, para darle paso a una gran cantidad de personajes, porque eso es lo que son, personajes de una historia casi caricaturesca; y como toda historia, tiene un guión, una trama y un desenlace.
No elaboran un discurso, redactan un guión de una historia que se imaginan y la cuentan, a veces tan bien, que, aunque no sea real, de tanto repetirla, la opinión pública, que no opina sino que comenta, se la cree. A eso hemos llegado, y a eso le apuestan muchos líderes y conglomerados con el único objetivo de acceder al poder.
Mientras nos maravillamos por el acceso gratuito a la información, por publicar de manera ágil y oportuna, la gran realidad es que unos pocos controlan todo, desde ‘nuestros gustos’, si es que acaso los tenemos, hasta la forma de interactuar, nos dejan creer que somos libres y lo seremos, si leemos y pensamos, si nos informamos bien y no seguimos comiendo cuento de todo aquello que a primera vista aparece en las redes sociales.