El Centro de Historia de Tuluá está convocando para hoy sábado a las 4 de la tarde, al homenaje que le rendirá al doctor Gonzalo López Arango, vínculado tan estrechamente a la vida pública, judicial y empresarial de Tuluá desde hace más de 60 años.
La razón de este homenaje merecido es que el doctor Gonzalo está cumpliendo 88 años, cargado de la lucidez y brillantez que han acompañado siempre sus actuaciones y, como los historiadores de mi terruño están convencidos que es en vida cuando se deben rendir los homenajes, celebrarán alrededor de una misa en la capilla de los Osarios de los Salesianos el benemérito jubileo.
Para alguien como yo, que he sido testigo de buena parte de su vida, este acto constituye una forma de reconciliarme con ese Tuluá que ayudamos a hacer y que hoy, bañado en la egolatría de quienes lo conducen, ha preferido caer en la desmemoria. El doctor Gonzalo en sus 88 años de vida ha estado vinculado al poder judicial como juez de la república, como conjuez del Tribunal Superior de Buga y lo hemos visto ejerciendo con lujo, competencia y éxito su profesión de abogado laboralista.
Como político fue una y otra vez concejal de Tuluá por el partido liberal, presidió el cabildo municipal, la Junta de las ya mitológicas Ferias anuales de la ciudad y llegó a ser electo como representante a la Cámara, destacándose en las comisiones económicas de la corporación. Cultivador de la tierra, líder agrario en más de un emprendimiento, se ha desempeñado por varios años como miembro de varias juntas administradoras, entre ellas las de la Compañía de Electricidad y la Industria de Licores del Valle.
Pero lo que hoy homenajea el Centro de Historia no es solamente esa vida ejemplar sino su carácter de permanente colaborador, de siempre amable componedor y de vertical y honesto servidor de Tuluá. Como amigo y como tulueño estaré allí para rubricar la valía del homenaje.