Es urgente que todos los vallecaucanos tomemos conciencia de la gravedad climática que atraviesa la región y no es necesario esperar a que nos apriete el racionamiento de agua y muy posible el de energía para que adelantemos todos los esfuerzos posibles para evitarlo.
Lo que sucede actualmente en la capital de la república se convierte en un campanazo de alerta para que iniciemos una intensa campaña de ahorro de agua desde los hogares, apoyados por las autoridades competentes bajo la orientación de los respectivos alcaldes.
Las consecuencias de un racionamiento son nefastas para la economía regional que afecta el turismo, especialmente, y la producción industrial y comercial como también los centros recreacionales y deportivos, además de las molestias ocasionadas en las propias residencias y concretamente en aquellos lugares en donde no se cuenta con tanques de reserva.
Las empresas de aseo deben adelantar medidas para que la gente del común realice una buena recogida de las basuras, que a partir de los desechos orgánicos se aprenda a reciclar, como también a disminuir con responsabilidad el uso del agua, evitar a toda costa su desperdicio. Insistir una y otra vez acerca de la buena disposición de las basuras en los días de su recogida por los vehículos encargados.
Parece que no existe plena conciencia del problema real, todos los días vemos el triste panorama de la deforestación, bosques devastados,los ríos cada vez más disminuídos en su afluente, los animales huyendo de los climas ardientes, los problemas de los acueductos en el suministro de agua potable a las comunidades.
Y de acuerdo con los estudiosos del clima, las cosas podrían empeorar para el próximo año, cuando se sostiene que los días serán mucho más calurosos que los soportados en esta temporada y en consecuencia se debe tomar muy en serio la gravedad del cambio climático.
Hay que ver el panorama que presenta el lago Calima, como ejemplo más cercano, es desolador y si examinamos los ríos cercanos,vemos la desaparición de los peces, secados los reservorios y se presenta muchísimo trabajo para encontrar aguas subterráneas y construir aljibes. El Valle del Cauca tiene regiones donde el viento es constante y se podrían aprovechar para la instalación de la energía eólica, pero no hay liderazgo para proponer ideas constructivas a corto, mediano y largo plazo.
La educación en las instituciones de primaria debe ser más radical, educar para la protección del medio ambiente como la primera tarea a ejercer, ya que se está defendiendo la vida de las futuras generaciones.
Existe suficiente información sobre el cambio climático, pero pocas acciones orientadas a disminuirlo y las autoridades ambientales deberían redoblar esfuerzos en su trabajo diario, para que cumplan a cabalidad su misión encomendada con eficacia y responsabilidad.
La población continúa creciendo en forma geométrica y se necesita suficiente agua y energía para su existencia, por lo tanto se requiere hacer todo lo que esté a nuestro alcance para cuidar “la casa” común, de lo contrario todos pereceremos más temprano que tarde.
Estamos viendo las consecuencias de los daños ambientales, de la destrucción de la flora y la fauna, 7 millones de personas en Bogotá están pagando los platos rotos y si nos descuidamos, los próximos seremos los vallecaucanos.