La relación entre el derecho y el cine establece un campo de estudio bastante interesante, inter y transdisciplinario, que transciende el entretenimiento para convertirse en herramienta pedagógica, social, reflexiva, cultural y desde luego, crítica, acerca del derecho, sus fundamentos y tensiones de instituciones como justicia, democracia y política en la sociedad contemporánea.
Cabe anotar que el movimiento Cine y Derecho, se originó en Estados Unidos y se ha ido extendiendo a otros países, entre ellos España, donde de manera especial, en la última década, se ha convertido prácticamente en una moda, que se refleja en publicaciones, colecciones, conferencias, blogs, páginas web, etc.
Una película, aunque puede escenificar situaciones ficticias, las más de las veces representa la historia, la cultura y la sociedad desde diferentes aristas; así las cosas, en este último sentido, las cintas cinematográficas se tornan en espejos que recrean las actitudes, valores, problemas, logros, etc. de una comunidad; desde esta mirada, una película se puede asumir como una metáfora, en la medida en que establece contrastes expresos o implícitos entre dos cosas distintas.
En todo caso, la referida figura retórica habilita la identificación y discusión de ideas abstractas o complejas de una forma más real, creativa y critica de la sociedad, ejercicio que a su vez potencia una mayor comprensión del mundo y de los fenómenos inmersos en la cotidianidad.
Con base en lo anterior, se puede decir que la relación entre el cine y el derecho es recíproca y multifacética. Así, el cine, en muchos casos recurre al derecho como tema y escenario para llevar a escena historias, que reflejan y critican la realidad social y el rol de la justicia, en tanto que el derecho se beneficia del cine como herramienta pedagógica, social e incluso política para ilustrar conceptos jurídicos complejos, generados por los valores y tensiones sociales de cada época.