En Tuluá, se viene deteriorando la pintura del pare en el asfalto, las señales de tránsito las tapan los árboles o los techos de los que hacen enrejar, y la cultura vial se ha olvidado.
Un sin número de propietarios de automóviles han dejado atrás las reglas más simples y están matando motociclistas sin darse cuenta.
Contemplemos un caso muy común: un automóvil mal parqueado a la izquierda dentro de los 15 metros a la esquina obstruye la vista del motociclista que sale de la vía que cruza en la intersección con flujo de izquierda a derecha, si va en una Scooter, no alcanza a ver nada a la distancia por la altura de la misma, acelera, se mete y colisiona con otro que viene muy rápido.
El auto mal parqueado le ha impedido ver a la distancia suficiente para evitar la colisión a una de las dos víctimas. Si sobreviven, no sale el coche que tenía la culpa por la conmoción, si no se arreglan; posiblemente pasan horas y el coche estacionado se va. El guarda llega a hacer el croquis; más el verdadero culpable ya no está. Es que ya no hay ni asomo de consciencia, o grado de responsabilidad en aras de la comodidad, todo por no dar 15 pasos más hacia la esquina donde compra el pan o la carne.
Esto pasa, cada vez con más frecuencia: autos o camiones paran justo en la esquina donde hay un establecimiento de comercio, y mientras entran, alguien se accidenta. Ellos se van y nadie los reporta. Presuntos asesinos silenciosos que el sistema no los detecta.
Otro caso muy usual es el siguiente: los autos se han acostumbrado a circular por la izquierda de la vía, por consiguiente; los motociclistas intentan sobrepasar por la derecha la mayoría de las veces. Uno de tantos coches frena de ipso-facto al ver que alguien sale de repente en la esquina a su izquierda, pero el de la moto ya va lanzado con el acelerador a fondo, no alcanza a reaccionar a quien cruza sin verle, y se estrellan. El que le tapó la visión se va, y la siniestralidad sigue aumentando.