Sentado en una silla de ruedas y con voz débil, el pontífice, de 88 años, saludó y agradeció a los fieles congregados bajo el balcón del hospital con un sencillo “¡Gracias a todos!”.
Francisco se retiró del hospital en un auto, saludando desde la ventana mientras usaba una cánula de oxígeno visible en sus fosas nasales. El pontífice había estado bajo asistencia respiratoria durante varias semanas debido a una neumonía bilateral, complicación especialmente delicada dado que en su juventud perdió parte de un pulmón.
En su mensaje dominical del Ángelus, escrito desde el hospital, expresó su tristeza por la reanudación del intenso bombardeo israelí en la Franja de Gaza, pidiendo su fin inmediato. Esta ha sido la primera vez que Francisco se ha ausentado de la oración del Ángelus durante cinco semanas consecutivas desde su elección.
Los médicos indicaron que, aunque su estado ha mejorado progresivamente, el pontífice deberá seguir un periodo de convalecencia de al menos dos meses. Según el doctor Sergio Alfieri, el hospital “es el peor lugar para una convalecencia” debido al riesgo de infecciones, por lo que la recuperación continuará fuera del centro médico.
El equipo médico aclaró que, aunque se espera que su salud siga mejorando, el papa Francisco deberá someterse a rehabilitación para recuperar su voz y restablecer por completo sus funciones respiratorias, afectadas por la enfermedad.
El papa se mostró animado al saber que pronto dejaría el hospital, y aunque su recuperación avanza, el médico Alfieri advirtió que el periodo de convalecencia requerirá tiempo y paciencia antes de que pueda retomar completamente sus actividades habituales.