El tradicional modus operandi del fleteo y los robos a entidades bancarias en el país, continúa siendo una preocupante realidad en Tuluá. A pesar de los constantes llamados de la ciudadanía, la presencia policial en las zonas bancarias sigue siendo limitada y poco efectiva. La vigilancia se reduce, en muchos casos, a un patrullaje tímido y a la presencia estática de miembros policiales frente a las sedes bancarias, una práctica que, lejos de disuadir a los delincuentes, se ha convertido en rutina…¡Aunque los hechos delictivos con esta modalidad es poca, es mejor prevenir que tener que lamentar!
Es urgente que las autoridades replanteen las estrategias de seguridad y fortalezcan el acompañamiento real y preventivo en estos puntos críticos. Esta crítica busca ser una invitación constructiva a mejorar las condiciones de seguridad y brindar mayor tranquilidad a los tulueños….¡Se volvió costumbre estacionar los vehículos en zona bancaria prohibida!
La vigilancia policial en las salidas de la zona bancaria de Tuluá ya no se ve. Hasta los carros se estacionan en las areas prohibidas.
La reciente habilitación de la extensión de la calle 27, que conecta el centro con el occidente de Tuluá, representa sin duda un avance importante para la movilidad de la ciudad. Sin embargo, su entrega al servicio de los conductores parece haber sido apresurada o incompleta, ya que hasta la fecha solo se ha construido uno de los andenes, dejando al otro lado en obra negra.
Este tipo de obras deben contemplar una ejecución integral que garantice tanto la seguridad vehicular como la peatonal. Además, no puede pasarse por alto la ausencia de iluminación en el tramo, lo cual representa un riesgo evidente, especialmente durante la noche…¡Para no dejar las obras a medias!
Es importante que las autoridades no se limiten a inaugurar vías parcialmente terminadas, y que se comprometan con finalizar la infraestructura en su totalidad, incluyendo andenes y alumbrado público, elementos esenciales para una ciudad verdaderamente funcional y segura….¡Para seguirle la pista!
La construcción del intercomunicador vial en la 40 ha generado serias preocupaciones a los habitantes de la zona oriental de Tuluá.
La descolmatación del río Tuluá debe ser una obra prioritaria para la administración municipal. Es urgente que se aprovechen los períodos en los que el caudal del río se encuentra bajo, con el fin de prevenir desbordamientos ante lluvias, incluso moderadas, como ha ocurrido en barrios vulnerables como el Siete de Agosto y Portales del Río…¡Para no dormir con un ojo abierto!
No se puede seguir abordando este tema de forma sectorizada o reactiva. La descolmatación debe ser parte de un programa planificado, integral y continuo, que permita intervenir el cauce del río de manera efectiva y con visión de largo plazo. Solo así se garantizará la seguridad de las comunidades aledañas y se reducirá el riesgo de emergencias recurrentes durante la temporada de lluvias…¿Será que no cogemos experiencia?
Resulta urgente y oportuno que las autoridades contemplen un plan de mejora miento vial para estas zonas, no solo como medida complementaria a la obra principal, sino como una acción necesaria para garantizar una movilidad digna y segura para miles de ciudadanos….¡Cuando se enojen los que viven en estos barrios, no vayam a decir que no se los dije!
Preguntas pendejas. ¿Qué estará pasando con las muertes violentas que han ocurrido en el último mes en la montaña tulueña; las autoridades no se han pronunciado al respecto?
Quien transite por la doble calzada Buga–San Pedro, a la altura de la estación de servicio Terpel, podrá notar un peculiar fenómeno social digno de estudio antropológico y, por qué no, de una serie documental. Justo al costado, en un establecimiento llamado «Al Toque», se ha gestado lo que podríamos bautizar —con la venia del Ministerio de Cultura— como el marihuanó-dromo del Valle…¡Añañaiii!
Allí, un ejército de jóvenes, con la vista perdida y el alma en pausa, se aposenta sin pudor alguno, transformando el lugar en un festival permanente de humo sospechoso y risas flojas. El espectáculo, que ocurre a plena luz de la luna, parecería patrocinado por alguna marca de encendedores o, en su defecto, por los fabricantes de papeles de liar…¡Feo el espectáculo!
Los consumidores de alucinógenos han escogido los alrededores de Al Toque, un establecimeinto ubicado en la Doble Calzada, a hacer de las suyas.
Más que un simple lugar de encuentro, «Al Toque» se ha convertido en un oasis para quienes buscan «conectar con la naturaleza» por medio de botellas plásticas adaptadas, cigarros aromáticos y conversaciones existencialistas con tono de reggae de fondo…¡Los empleados de estos lugares, tienen que soportar esta historia!
Mientras tanto, las autoridades locales observan el asunto con una lentitud digna de documental de perezosos, como si esperaran que el humo se disipara por arte de magia o que los muchachos decidieran, por voluntad propia, cambiar el cannabis por ajedrez…Ni culparlos, tienen las manos atadas!
Sería oportuno incluso, urgente que alguna entidad de control hiciera presencia antes de que este «spa aromático al aire libre» derive en algo más serio: riñas, hurtos, o simplemente el deterioro progresivo del entorno. Porque una cosa es la libertad individual, y otra muy distinta es convertir un espacio público en un club de alucinaciones.
La iniciativa del gobierno tulueño, de construir el Intercomunicador de la 40, ha generado diversas inquietudes entre los habitantes, especial mente en lo que respecta a la movilidad hacia los barrios del oriente de la ciudad, como El Retiro, Villa Campestre, Lomitas, Ciudad Campestre, La Rivera, entre otros.
Mientras comienzan las obras, surge la pregunta: ¿qué pasará con las vías de acceso a estos sectores? Muchas de estas calles se encuentran en un estado deplorable, lo cual dificulta seriamente el tránsito diario de los residentes…¡En la socialización de este proyecto no se dijo nada al respecto!