El ministro de Hacienda, José Manuel Restrepo, a quien se le adivinan las buenas intenciones, anunció para el segundo semestre del año, la presentación del proyecto de ley que busca aumentar la inversión social para tapar el hueco fiscal dejado por la pandemia, agravado ahora, por el paro nacional cuando se bloquearon las principales vías del país, ocasionando desabastecimiento alimentario nacional y encarecimiento del costo de vida.
Según las primeras apreciaciones, el funcionario ha adelantado diálogos con todos los sectores de la sociedad, entre los que se cuentan, los empresarios, los políticos, la juventud, los beneficiarios de ingreso solidario, entre otros; ahora esperamos que los acuerdos a los que se lleguen sean socializados con el resto de la ciudadanía para no volver a propiciar ese estallido social que no ha terminado aún.
Llama la atención que los empresarios, asociados a la Andi, lancen la propuesta de cargar con el peso de nuevos tributos que sean necesarios para aumentar la inversión social y de contera elevar el nivel de empleo, lo que no vieron cuando se presentó el primer proyecto ante el Congreso de la República y quisiéramos saber desde el principio, a cuenta de qué tanta solidaridad, porque de pronto estarán pidiendo al gobierno algo más robusto de turno, como recompensa a su liberalidad y desprendimiento. Hoy más que nunca, el pueblo exige transparencia en las propuestas, claridad en los propósitos, no quieren dilaciones en las soluciones fundamentales y básicas de las personas más vulnerables.
Por lo tanto, creemos que el ministro Juan Manuel Restrepo, debe andar con “piés de plomo” en la búsqueda de consensos, porque estamos caminando como en una cuerda floja, en donde la pérdida del equilibrio podría ser mortal y a veces perdemos de vista la realidad concreta de la mayoría de la población colombiana.
Y al mismo tiempo es bueno y conveniente, que el gobierno no continúe cambiando el nombre de los proyectos que tocan el bolsillo de todos, a las cosas hay que llamarlas por su nombre para que no se introduzcan dudas desde el comienzo de una propuesta que pareciera ha sido la mala costumbre de la presenta administración. Y creemos que el gobierno debe escuchar a los que más saben, debe bajar la cabeza, ser humilde para reconocer sus errores y aprender de muchos gobernantes, que han pasado por peores problemas y los han resuelto con imaginación y creatividad. No es necesario cambiar la Constitución y pretender que la van a ser trizas, basta con reflexionar, mirar hacia otros lados, para copiar pero copiar bien. La economía apenas se reactiva lentamente y la pandemia no se ha ido, en consecuencia, es hora de la grandeza y no de la miopía que impide ver más allá de la propia nariz.