A pesar de los datos un poco optimistas del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), las cifras suministradas con relación al mercado laboral no son satisfactorias, especialmente para los gremios que critican, con serios argumentos, la recién aprobada reforma laboral que conduce a la quiebra de las empresas más pequeñas, dado el aumento en los beneficios insertados para los trabajadores y en nada favorece al sector informal, el cual se mantiene en un preocupante nivel estable desde hace varios años.
De acuerdo con los datos revelados, hubo una leve mejoría en el empleo, pero al mismo tiempo aumentó el número de desempleados y es así como en el país había hasta diciembre del año pasado 23,6 millones de personas ocupadas, 2,3 millones de desempleados y adicionalmente 14 millones de colombianos estaban por fuera del mercado laboral.
Así mismo, el 56,8% estaban en la informalidad, cifra altamente preocupante que no ha variado en los últimos años y refleja la ausencia de una política integral a largo plazo con el fin de obtener resultados positivos, que ha sido imposible, porque el acuerdo planteado por el propio presidente Petro con los sectores empresariales ha sido un fracaso, según lo constatan la industria, el comercio y la construcción.
Este panorama a nivel nacional, se presenta igualmente en la región centro vallecaucana, en donde no se avizora de parte de los alcaldes programas de empleo formal, sea por falta de presupuesto adecuado o por no tener herramientas programáticas suficientemente planificadas y cada mandatario hace lo que puede con lo poco de presupuesto que tiene en sus arcas municipales.
Tampoco se vislumbran proyectos a corto, mediano y largo plazo, que podrían elevar un poco la tasa de desempleo, porque la inseguridad regional que crece indiscutiblemente, crea un sentimiento de incertidumbre generalizado y los inversionistas no se atreven a correr riesgos.
La inseguridad y la ya prevista campaña electoral, que se inicia desde las altas esferas del gobierno, más el rifirrafe del actual gabinete nacional, rematan este clima de incertidumbre y en nada ayuda a mejorar el crecimiento y desarrollo a través de la generación de empleo que es la principal base de la sociedad colombiana. Y este fracaso es revelado por el propio presidente Petro, cuando de 195 compromisos adquiridos en campaña, solamente se han ejecutado 40 a solo 18 meses de terminar su mandato.
Como consecuencia de esta encrucijada institucional, no se ven por ningún lado políticas estructurales que favorezcan el empleo, aumentando en sentido contrario los niveles de necesidades insatisfechas y el descontento crece a pasos agigantados.
A la inseguridad se agrega la aproximación de una sequía que pone en riesgo el servicio de energía y suben los costos para todo el pueblo, como ya desde esta semana, se anunció acerca de las nuevas tarifas de gas que lógicamante encarecerán el costo de vida.
El plan de choque presuntamente promovido por el gobierno nacional mediante un acuerdo con los empresarios no ocurrió y tal parece que no ocurrirá, si nos atenemos a los signos que se comienzan a vislumbrar, cuando los congresistas se preocuparán más por defender sus curules que extender sus manos a la población desempleada, a no ser para pedir sus votos.