El personaje fue creado en 1992, durante la primera alcaldía de Rodrigo Guerrero, como una estrategia para promover el buen comportamiento ciudadano. La idea fue desarrollada por la guionista Blanca Isabel Moreno y el publicista Fernando Berón, quienes construyeron al «vivo» que termina siendo el «bobo» por no respetar las normas.
Durante esa época, mencionar al «Vivo Bobo» en la calle se convirtió en una forma popular de señalar una conducta inapropiada o incívica.
En el año 2012, el personaje revivió con los mismos mensajes de cultura ciudadana, demostrando la vigencia de su crítica y su poder simbólico.
El legado de Piedrahita y su interpretación perduran en la memoria colectiva de una generación que entendió, con humor e inteligencia, que pasarse de listo tiene consecuencias.