En la actualidad Tuluá no escapa a esa realidad, pues ha crecido de manera significativa en materia urbanística, social y económica pero sigue siendo enteramente monocéntrica.
Es esa circunstancia lo que genera la mayor dificultad, pues según los expertos consultados, si bien es cierto el municipio en su componente urbano se ha extendido hacia los cuatro puntos cardinales, sigue girandos comercial y economicamente en torno a lo que algunos llaman la gran manzana.
«En pocas palabras, uno de los nudos gordianos que tiene la movilidad es que hoy tememos el triple de vehículos que en los 90, pero seguimos con las mismas calles y lo único nuevo son los dos puentes sobre el río Tuluá en las calles 22 y 28, la terminación de la Transversal 12 y una que otra vía aperturada», indica uno de los consultados por EL TABLOIDE.
Parqueo excesivo
Otro de los males que afronta la movilidad en la Villa de Cespedes tiene que ver con el parqueo excesivo en las calles y carreras de la zona centrica y que de manera paulatina se extiende a otros sectores, entre ellos la llamada zona hospitalaria o de la salud.
«Lo que me parece grave es que la ocupación de ese espacio parece ser concertado con la Administración Municipal y su Secretaría de Movilidad que ha permitido que personas en busca de su sustento se vuelvan parqueros oficiales», agrega el consultado.
Frente a esta apreciación, saltan varios ejemplos palpables en la Calle Sarmiento donde parte de las bahías para el cargue y descargue de la mercancía y pasasajeros son ahora parquederos de motos. La misma situación se repite al frente de Bicentenario Plaza y en gran parte de las carreras de la zona céntrica de Tuluá.
Falta de autoridad
Es evidente que gran parte de los problemas de la movilidad en Tuluá pasan por la debilidad de las autoridades a la hora de tomar decisiones o la reacción tardía en las determinacione que se deben procurar.
Un recorrido hecho por el equipo periodístico de EL TABLOIDE permitió comprobar, cómo de manera paultina los corredores viales de la calle 28, que debería ser la via rápida que descongestione el tráfico hacia la zona de clinicas; al igual que la 26 y la 25, están llenos de parque-deros lo que afecta de manera notoria la movilidad.
«Si se contara con un grup de agentes de tránsito suficiente y los que hay cumplieran con su labor de manera eficiente, es decir, que sin atropellar a los ciudadanos regulen el tráfico vehicular y obliguen al uso de los parqueaderos, otro sería el cantar», afirma el consultado.
Hay temor
Uno de los argumentos que se esgrimen a la hora de explicar la falta de autoridad, es el hecho de intimidación de la que han sido objeto los integrantes del cuerpo de Agentes de Transito.
Según trascendió, la problemática se agravó luego del llamado estallido social cuando fueron objeto de amenazas contra su integridad y las de sus familias. De hecho, en los últimos meses no se presta el servicio y si lo hacen es en medio de operativos conjuntos con Policía o Ejército.
Otra de las debilidades que afronta la movilidad de Tuluá es la carencia de un plan integral que incluya el uso de los parqueaderos, tarea que debe liderar la secretaría de Movilidad y Seguridad Vial.
Tomados por la incultura
A la marcada y evidente ausencia de autoridad en materia de tránsito, hay un aspecto que se suma y tiene que ver con la incultura de la ciudadania que se ha acrecentado cada día.
Para la sicologa Francia Roldán, el fenómeno de la incultura de la ciudadania hace parte de un comportamiento de la gente en el mundo con una marcada tendencia a no respetar las normas.
«Que un grupo de ciudadanos se enfrente a la Policía o a las autoridades de tránsito para impedir que los sancionen por un mal comportamiento contrario a las normas, tal como ya sucedió hace unos días en Tuluá, es una señal de que los tulueños ya no se escapan ni son ajenos a esa realidad mundial», afirma la profesioanal.