Una de esas obras es la nueva terminal de transporte terrestre de Tuluá, proyectada por espacio de 20 años y cuya ejecución se dio en cuatrienio anterior con una inversión que superó los 30 mil millones de pesos, correspondiéndole al gobierno actual ponerla en operación.
Pero su traslado de la carrera 20 hacia los predios del Plan Parcial Cinco en el norte del municipio ha generado un impacto muy fuerte sobre la dinámica de la llamada gran manzana comercial de Tuluá.
DATO: Las ventas en la gran manzana comercial de Tuluá habrían bajado entre un 30 y un 40 por ciento.
Así lo reconoce Cristian Camilo Aristizabal Pineda, presidente de Comertuluá, organización que nació hace un año y que agrupa a los comerciantes y empresarios del centro de la ciudad y quien en diálogo con EL TABLOIDE indicó que las ventas en la zona céntrica han sufrido un descenso que hoy fácilmente pueden estar por el orden del 35 y 40 por ciento.
“Queremos hacer claridad como organización que para nosotros es muy importante que se desarrollen obras como la nueva terminal, pues eso saca a Tuluá del contexto de un pueblo pequeño y lo eleva a un territorio que se transforma como el eje de una gran región, pero sí creemos que al proceso le faltó y le siguen faltando algunos elementos para que tome la importancia que tiene”, precisa Aristizábal Pineda, quien desde hace 20 años lidera procesos comerciales en la Villa de Céspedes.
Agrega que al interior de Comertuluá surgen una serie de propuestas, las cuales se socializan de manera abierta con la Administración Municipal, la Cámara de Comercio y Fenalco con la esperanza que sean acogidas y llevadas a buen término y con la finalidad de recuperar la clientela que poco a poco se ha quedado en sus municipios y que ha empezado a migrar a otras ciudades.
Hay fallas en la movilidad
Una de las dificultades que a juicio del gremio comercial de Tuluá se ha logrado diagnosticar tiene que ver con la movilidad de las personas desde la nueva terminal hacia el centro y viceversa.
“Cuando hacemos el trabajo de telemercadeo con los clientes que no han regresado de poblaciones como Roldanillo, Buga, Bolívar, Zarzal, entre otros, siempre nos dicen que venir a Tuluá se les volvió muy costoso pues al pasaje para llegar le deben sumar una carrera en taxi que fácilmente está en 8 o 10 mil pesos, es decir 20 mil más y por esa razón están migrando a otros mercados”, asegura el vocero de los comerciantes.
En ese orden de ideas la agremiación considera necesario que haya un ajuste al tema de movilidad y que se empiece a trabajar en una vía que acorte la distancia y que por ende abarate el costo de los pasajes y una de las alternativas es que se establezcan senderos iluminados y acondicionados a los peatones, de tal manera que si el usuario lo desea pueda salir a pie desde la terminal y abordar un vehículo en un sitio como Rancho Panorama y eso abarataría los pasajes.
“La alcaldía de Tuluá puso en marcha un transporte urbano y nos parece una buena alternativa, pero le hace falta mayor promoción una señalización acorde, llamativa tanto en la nueva terminal como en los sitios de la zona céntrica donde la gente puede abordar la ruta” precisa el comerciante.
Destacó el trabajo que de manera articulado se ha venido dando con la administración municipal y entidades como la Cámara de Comercio y Fenalco, lo que permite pensar en que las soluciones se pueden encontrar con la participación de todo el gremio.
“Hay una característica de Comertuluá y es que somos una organización propositiva que no quiere responsabilizar al gobierno de todo, sino que por el contrario queremos ser partícipes de las soluciones”, puntualizó.

Un baldado de agua fría
Al momento de realizar esta nota periodistica, la gobernadora Clara Luz Roldán hacía el anuncio de un nuevo confinamiento a partir de las 8 de la noche de ayer viernes y hasta el lunes a las cinco de la mañana.
Consultado sobre ese particular, Cristian Camilo Aristizábal Pineda manifestó que la medida le cayó como un baldado de agua fría al gremio de comerciantes que está a penas iniciando un proceso de recuperación tras los días difíciles vividos en el año 2020.
«Es sumamente preocupante lo que estamos viviendo pues cierres repentinos como estos nos causan perjuicios con consecuencias incalculables», comentó el dirigente comercial.
«Nosotros tenemos que pagarle a los proveedores, empleados, servicios públicos y hasta ahora no hemos recibido un solo alivio por parte de las empresas y mucho menos del gobierno que por el contrario amenaza con más impuestos», agregó Aristizábal Pineda.
Igualmente manifestó que ya es hora que el presidente y la gobernadora tomen otro tipo de medidas y que, al menos se abra un canal de concertación con el gremio comercial diurno y nocturno con horarios más flexibles y recalcó que el gremio siempre se ha puesto la camiseta y cumplido con los requerimientos, pero al final solo reciben garrote.