La tarea de ornato la desarrolla todos los días, de seis a ocho de la mañana
Ese acto de amor por la tierra que lo vio nacer, consiste en mantener limpios y con un jardín florido cerca de 70 metros lineales de la orilla del río Tuluá, a la altura del puente Negro.
Según relata este tulueño fututo, residente en el barrio Avenida Cali, esa idea de trabajar para embellecer ese entorno nació luego de observar cómo los matorrales eran el escondite de los delincuentes y de ellos saltaban para asustar a la gente y de manera especial a las mujeres en horas de la noche o la madrugada.
“Lo que pasa es que yo antes madrugaba a trotar con mi señora y cada nada veía como había un foco de inseguridad debido a la maleza abundante y fue así como cambié la trotada por la pala y el machete, empezando a despejar el monte que había y luego inicié con la jardinería”, recuerda el hombre al tiempo que platea una de las matas que sembró días atrás.
Valencia Oviedo asegura que esa tarea la adelanta sin el apoyo de ninguna entidad del Estado, pero sí destaca que son muchas las personas que se acercan y le dejan plantas y semillas para su proyecto de embellecer el entorno del río Tuluá.
DATO: Son cerca de 70 metros lineales los que ha logrado intervenir este ciudadano ejemplo y civismo.
“Yo considero que es una tarea de todos, porque la basura que afea la ciudad es la misma que sacan las personas a destiempo o contratan para que la boten y la terminan arrojando a la calle o lo que es peor a los ríos”, afirma.
Para este ciudadano, que sin duda es un ejemplo digno de imitar, conservar a Tuluá bonita es una tarea de todos.
«Uno no se puede quedar esperando que el gobierno haga todo, también nos corresponde a cada uno de nosotros aportar nuestro granito de arena”, precisa.
Con la experiencia que le dan los 70 años que lleva a cuestas, Aristóbulo Valencia Oviedo considera que en la medida que las personas se comprometan con esta tarea, los tulueños vamos a tener un municipio mejor.
«La gente que quiera conocer el trabajo que hago en este sector puede venir todos los días al puente Negro, traer plantas y aprender, pues qué bueno sería que existieran más jardines como estos, no solo a orillas de los ríos, sino también en sitios donde la gente arroja todo tipo de basura», puntualizó.