Todos los especialistas coinciden en las consecuencias graves que para la salud mental de los niños trajo la pandemia del Covid-19 cuando se inició el confinamiento y poco a poco el aislamiento posterior, en el que se tomaron las medidas de contención del virus y cambiaron casi intempestivamente las relaciones sociales y muy especialmente la del entorno de la niñez que estudiaba de manera normal hasta ese entonces.
Ahora se hacen realidad, cuando las consultas médicas denotan ansiedad, soledad y en algunos casos depresión como resultado del estudio virtual, la separación de los compañeros de estudio, el cambio del aula de clases por una sala del hogar, entre otros.
Ahora bien es de suma importancia que actualmente, los padres de familia y los docentes, tomen riendas en el asunto y de forma prioritaria, para que analicen, apoyen y ayuden a los estudiantes cuando aparezcan los primeros síntomas de decaimiento y tomar medidas rápidas y urgentes.
Es una oportunidad para ocupar a especialistas de la psicología, que sea el propio gobierno, para el caso de la educación pública, quien realice un censo sobre las necesidades en esta materia en todo el territorio nacional, pues todo está afectado en este proceso de virtualidad y presencialidad.
También no sobra advertir, que hoy más que nunca es necesario la integración de los padres de familia y los docentes con el fin de lograr la mutua colaboración en este trabajo de proteger la salud mental de los educandos y en lo posible adelantar tareas comunes que sirvan de apoyo y solidaridad, ya es tiempo de finiquitar desavenencias, de dar por terminado la búsqueda de culpables, sabemos que este tiempo fue de aciertos y desaciertos en todas partes del mundo, que se vivió una temporada de aprendizaje que aún no termina, de donde se desprende eliminar todos los juicios posibles cuando se quiere encontrar culpables río arriba, principalmente en los gobiernos de turno.
Está en juego la salud de los niños, y no es problema pequeño, sino gigante, porque una niñez enferma lógicamente que no podrá de ninguna manera asimilar, aprender y ser feliz, en el medio social que le corresponda crecer y vivir y convertirse en un adulto con responsabilidades que colaborarán en el crecimiento y desarrollo social de un país en la medida que crezcan sanos en un ambiente amigable, lejos de toda hostilidad.
Vale la pena recordar que es fundamental cumplir con todos y cada uno de los requisitos de bioseguridad, nadie sabe cómo reaccionará el virus en los meses siguientes, si tenemos en cuenta que las variantes surgen de una forma u otra y es posible que se presente una nueva curva ascendente, tal como parece ser que se presenta en otros países.
Por lo tanto, es responsabilidad máxima de los educadores estar atentos para que los niños no caigan en la despreocupación acerca de las recomendaciones emanadas del ministerio de la Salud. No hay otra opción hasta el momento y la vacunación de acuerdo a las circunstancias. Igualmente los padres de familia deben tomar conciencia sobre la vacunación para los estudiantes y si llegare el caso, para los menores entre seis y doce años, tal como sucede en otras naciones del hemisferio y dejar de lado tanta noticia falsa que circula en las redes sociales al respecto.