En los últimos años la intervención de niños y jóvenes en diferentes escenarios de la sociedad ha sido más notable que nunca, desde campañas ambientales hasta movimientos políticos, liderados por adolescentes objetivos.
La juventud se abre paso para representar, cambiar y demostrar que esta generación va más allá de las expectativas.
Hemos oído la frase lo importante es participar cuando perdemos algún juego o cuando vamos a participar en algo, pero esta no solo quiere decir no te pongas triste si pierdes, sino que es una invitación a intentarlo y no dejar de hacerlo, porque es la forma de crecer y motivar, si los jóvenes son el futuro del país, ¿por qué no demostrarlo de la mejor forma posible? Llegó la hora de participar, vamos a hacer un deporte, aprendamos un arte, pensemos en dar solución a los problemas que aquejan nuestra localidad, vamos a gestionar, seamos solidarios con nuestra comunidad, con nuestra familia; si no existen los espacios, creémoslos y si no vemos más jóvenes o niños, busquémoslos y hagamos que esa motivación, ese sentido de pertenencia se contagie hasta el último rincón.
Surge la pregunta: ¿La participación juvenil está sujeta únicamente a la determinación de los jóvenes? Claro que no. En casa dependemos mucho de la influencia de nuestros mayores, por esta razón, es importante que exista apoyo y se nos motive a participar, porque en ocasiones la iniciativa propia no es suficiente y necesitamos ayuda para abandonar actividades improductivas y vacías, es inminente un impulso que nos lleve a apreciar lo mucho que podemos hacer por nosotros mismos, por nuestros vecinos, por el municipio, el departamento o el país.
Además de participar, lo importante es marchar con la cabeza en alto, sembrar oportunidad en lugar de miedo, luchar en paz por las cosas buenas y equiparnos con educación para combatir las armas.